26 de septiembre de 2023

RUMANÍA

 

Tierra de leyendas y misterios gracias a Vlad Tepes y al famoso personaje ficticio de Drácula del escritor Bram Stoker, además de impresionantes paisajes montañosos a través de los Cárpatos y deslumbrantes monasterios ortodoxos e iglesias fortificadas, hacen de Transilvania un destino muy interesante para visitar.

Si solamente disponemos de un par de días es recomendable visitar solamente su capital Bucarest, conocida como la París del Este, una ciudad decadente, llena de historia y vibrante a partes iguales, convirtiéndose en la escapada perfecta para un fin de semana antes que acabe explotada por el turismo.  


FICHA TÉCNICA DEL VIAJE

FECHA: Abril 2.023

DÍAS: 7

DOCUMENTACIÓN NECESARIA

DNI - Pasaporte con mínimo 6 meses de validez, aunque para ciudadanos de la Unión Europea no es necesario.

OTROS DATOS DE INTERÉS

IDIOMA: El idioma oficial es el rumano, aunque una gran mayoría de sus habitantes también hablan el italiano y el español debido a su alto índice de emigrantes hacia Italia y España. Solamente lo más jóvenes suelen hablar inglés, así que el inglés no está muy extendido por el resto del país.

MONEDA: La moneda oficial es el Leu rumano, escrito RON. En el momento de mi visita el cambio fue de 1 € = 4,95 RON, aproximadamente. 

TARJETAS: Se puede pagar con tarjetas de crédito prácticamente en cualquier lugar, ya que esta modalidad está extendida a lo largo de todo el país, excepto en las zonas más rurales y pueblos pequeños, así que conviene llevar algo de dinero en efectivo para evitar estas situaciones. El €uro es bienvenido y lo aceptan en muchos lugares, aunque el tipo de cambio que aplican no es muy favorable para nosotros.

GUIA DE VIAJE: Mi guia como casi siempre será la Lonely Planet, en este caso la de Rumanía y Bulgariaaunque en este viaje voy a prescindir de ella para no ir muy cargado de equipaje y voy a ir acompañado de apuntes de elaboración propia.

TELEFONO: Hay cobertura de teléfono en todo el país y funciona perfectamente el servicio de roaming ya que Rumanía pertenece a la Unión Europea después de su adhesión oficial en el año 2007, así que podéis utilizar vuestro teléfono con total normalidad y sin necesidad de comprar una tarjeta SIM.  

INTERNET: Prácticamente en todos los alojamientos o restaurantes turísticos disponen de wifi gratuito para sus clientes y que funciona bastante bien, además existen muchísimos puntos de wifi gratuitos repartidos por la ciudad.

SEGURIDAD: País bastante seguro a pesar de la mala fama que tiene el país y las apariencias de su gente, donde me he movido por todas las zonas y a cualquier hora del día sin la más mínima sensación de inseguridad, ya que a los rumanos les gusta hacer vida en la calle y siempre hay movimiento de gente hasta altas horas de la noche. Conviene evitar las aglomeraciones e ir precavido en las estaciones de autobuses y trenes, sobretodo por los carteristas.

VACUNAS: Ninguna obligatoria pero se recomienda la vacuna de la Hepatitis A y B, y Fiebre Tifoeida. Desde Marzo del 2022 no existen restricciones para entrar al país y ya no es requisito obligatorio estar vacunado contra el Covid y las medidas sanitarias para visitar el país son inexistentes.

ELECTRICIDAD: El voltaje es de 230 V y las clavijas y enchufes son del tipo C/F, así que no hace falta adaptador, ya que los enchufes funcionan igual que en nuestro país.

DIFERENCIA HORARIA: En el momento de mi viaje, + 1 hora respecto a España.

RELIGIÓN: La gran mayoria de los rumanos son cristianos ortodoxos, y la minoría restante son católicos y en menor proporción, protestantes.

CAMBIO DE MONEDA



































La moneda oficial en Rumanía es el Leu Rumano (RON), que a su vez se divide en 100 bani, una moneda que va fluctúando diariamente pero que no sufre importantes variaciones y que en el momento de mi viaje se cambiaba aproximadamente a 4,95 RON por €uro, dependiendo del lugar donde vayamos a cambiar.

Existen bastantes lugares donde conseguir la moneda rumana (sobretodo en su capital, Bucarest) desde casas de cambio a oficinas bancarias, aunque conviene asegurarse de las hipotéticas comisiones que nos puedan cobrar (según mi experiencia utilizando el banco austriaco Raiffeisen durante mi estancia en Rumanía, no cobran ningún tipo de comisión y el cambio que ofrecen es exactamente el cambio oficial del día, así que muy recomendable estas sucursales en Rumanía. De todas formas el €uro es bienvenido en cualquier lugar, aunque el cambio que te aplican es algo desfavorable para nuestros intereses, pero para gastos pequeños o salir de algún imprevisto nos saca del apuro de ese momento.

EL ITINERARIO DEL VIAJE

BUCAREST - SINAIA - BRASOV - BRAN - RASNOV - BIERTAN - SIBIU - SIGHISOARA - BUCAREST





















DÍA 1.-  BARCELONA - BUCAREST 
DÍA 2.-  BUCAREST - SINAIA - BRASOV 
DÍA 3.-  BRASOV - BRAN - RASNOV - BRASOV
DÍA 4.-  BRASOV - BIERTAN - SIBIU
DÍA 5.-  SIBIU - SIGHISOARA
DÍA 6.-  SIGHISOARA - BUCAREST
DÍA 7.-  BUCAREST - BARCELONA

PRESUPUESTO DEL VIAJE

DESGLOSE DEL PRESUPUESTO                                            IMPORTE

Vuelo Bcn-Bucarest con Wizzair                                                     47,10 €

ALOJAMIENTOS                                                                                 72,36 €

TICKETS                                                                                                                           11,10 €

TRANSPORTES                                                                                                              50,70 €

OTROS (COMIDAS, COMPRAS, GASTOS PERSONALES,..)                            67,52 €

Total Presupuesto por Persona                                              248,78 €

ALOJAMIENTOS DEL VIAJE

















Aunque Rumanía es un país económico (no tanto como esperaba) actualmente hay alojamientos de todo tipo y para todos los bolsillos, lo más conveniente es escoger bien la zona y pagar un poco más para estar lo más céntricos posible, ya que te podrás mover tranquilamente a cualquier hora del día y sin necesidad de tomar ningún transporte público. En otras ciudades rumanas recomiendo alojarse en el casco histórico o cerca de los monumentos principales aunque para llegar hasta allí la primera vez sea un poco paliza porque se encuentre algo alejado de las estaciones de trenes o autobuses, pero una vez instalados evitarás moverte entre tantas cuestas empinadas y calles adoquinadas, y lo tendrás todo muy cerca.

Durante mi visita al país estuve alojado en varias ciudades diferentes mientras hacia una pequeña ruta por el país, que fueron los siguientes alojamientos. 

Bucarest: Sleep Inn Hostel. Alojamiento reservado a través de Booking donde estuve alojado la primera y última noche del viaje, donde buscaba un alojamiento que tuviera buena conexión con el aeropuerto en transporte público y que tuviera una ubicación céntrica para aprovechar al máximo mi estancia en la capital rumana. Mi elección no pudo ser más satisfactoria porque estuve encantado en este alojamiento que está muy céntrico (apenas dos minutos caminando de la calle Lypscani, casco antiguo de la ciudad y lleno de ambiente y restaurantes), donde estuve alojado en una habitación compartida de 8 personas, wifi perfecto, limpieza impecable y un personal muy acogedor, donde he pagado 12€ por noche. Lo mejor ha sido su ubicación y la comodidad de las instalaciones, por contra lo peor ha sido disponer de un solo baño con ducha por planta, que se hace un poco incómodo. Recomendable por ubicación, comodidad de sus instalaciones y por precio, pero si buscáis un alojamiento algo más cómodo y con más servicios, lo mejor es buscar otras alternativas.

Brasov: Bed Stage Hostel. Alojamiento reservado por dos noches a través de Booking, con una excelente ubicación en la calle Republicii, en pleno casco histórico y en la calle más comercial de la ciudad, llena de bares, restaurantes y cualquier tienda, donde se puede llegar caminando a cualquier sitio turístico de la ciudad. Habitación compartida de 8 personas con baño privado dentro de la habitación, instalaciones impecables y muy limpias, con mucha privacidad porque cada cama dispone de su luz propia, enchufes y cortinas, y con un personal muy familiar y encantador, he pagado 25 € por las dos noches. El único inconveniente es llegar hasta esta zona desde la estación de autobuses o trenes que está bastante alejado (4 kms), aunque en transporte público o tomando un Uber es bastante barato. Alojamiento muy recomendable si buscas un lugar tranquilo, céntrico, económico y que puedas descansar bien después de un largo día de visitas.

Sibiu: Hostel PanGeea. Alojamiento reservado a través de Booking por una noche en habitación compartida de 4 personas, con baño privado dentro de habitación y una pequeña cocina, wifi y una ubicación excelente en pleno centro de la ciudad, donde he pagado 11 € en total, un precio maravilloso ya que el alojamiento está genial, con muy buen ambiente y con un anfitrión espectacular, y aunque se encuentre arriba de un pub bastante concurrido puedo decir que las habitaciones están insonorizadas y no se escucha nada de ruido. Alojamiento muy recomendable por ubicación, instalaciones, precio y trato maravilloso del personal.

Sighisoara: Burg Hostel Sighisoara. Teniendo en cuenta que en esta zona del país el precio de los alojamientos son mucho más altos que en el resto de ciudades, tuve la suerte de encontrar disponibilidad para una noche a través de Booking en este alojamiento, donde inicialmente reservé una habitación compartida de 8 personas y con baño compartido, pero mi sorpresa fue recibir un mail de camino al alojamiento con todas las instrucciones para realizar el check in donde se me informaba que me cambiaban de habitación porque había llegado un grupo grande de escolares y para mi mayor comodidad me pasaban a una habitación doble privada, con baño privado en la misma habitación y todo por el mismo precio, así que no pude estar más feliz de lo que ya lo estaba por llegar hasta aquí. Al final he pagado 13€ por una habitación doble con baño privado, con un wifi perfecto y ubicado en pleno corazón de la ciudad, aunque desde la estación de trenes son unos 15 minutos caminando en un bonito paseo. Alojamiento muy recomendable por ubicación, instalaciones, precio y el maravilloso trato de su personal.

TRANSPORTE A/DESDE AEROPUERTO



















La mejor forma de llegar al centro de Bucarest si llegamos durante el día es hacerlo en transporte público, ya que funciona de maravilla y es muy barato. El aeropuerto de Otopeni se encuentra a escasos 18 kms. de distancia del centro de la ciudad, y éstas son las diferentes opciones para llegar.

Tren: Personalmente es la mejor opción dependiendo de la zona donde se encuentre vuestro alojamiento, donde seguramente se necesite enlazar con el metro. El servicio de tren lo opera la empresa estatal CFR y ofrecen servicio desde las 05:20h de la mañana hasta prácticamente las 21h de la noche, el tren solamente hace dos paradas desde el aeropuerto hasta la Estación del Norte (Gara de Nord), el trayecto suele durar unos 40 minutos como máximo, y el precio del ticket es de 4,75 RON (no llega a 1 € al cambio) y se puede pagar con tarjeta de crédito, así que más cómodo imposible y fue mi opción escogida mi última día para volver a casa.

Bus: Otra opción y la que suele hacer toda la gente que llega al país (como fue mi caso) sería tomar el autobus, en este caso serían los números 780 ó 783 y te lleva directamente hasta la ciudad donde tiene diferentes paradas. Hay que tener en cuenta que dependiendo de la hora de llegada de vuestro vuelo es recomendable tomar un bus u otro, ya que el número 780 está operativo con un horario de 05:20h de la mañana hasta las 23h de la noche (con una frecuencia de paso de entre 15 y 30 minutos), en cambio el bus número 783 está operativo las 24 horas del día. Para tomar el bus desde el aeropuerto solamente hay que seguir las líneas amarillas que hay pintadas en el suelo y bajar hasta la última planta, está todo muy bien señalizado y el ticket se vende en unas máquinas expendedoras que hay delante del bus, ya que el conductor no vende tickets. El precio del ticket es de 8 RON por persona y el trayecto suele durar cerca de una hora, dependiendo del tráfico y de cual sea nuestra parada para bajarnos. Esta fue mi opción escogida a mi llegada a Rumanía y fue un trayecto algo incómodo porque el tráfico era bastante denso y no tuve más remedio que ir todo el trayecto de pie porque el bus iba muy lleno, así que prefiero el tren ya que es más cómodo, rápido y barato, además de que el mismo ticket te sirve para enlazar con el metro dentro de los 90 minutos en que fue validado.

Taxi: Esta opción sería la más cómoda para llegar al aeropuerto o a la ciudad ya que el precio no es nada desorbitado y es perfectamente asumible, ya que el trayecto suele costar unos 80 RON (aproximadamente 14 €), ideal si se comparte con más personas y buscamos rápidez y comodidad. 

MOVERSE POR LA CIUDAD





























La mejor forma de moverse por la ciudad es caminando tranquilamente sin necesidad de coger ningún transporte público, ya que todo lo más interesante de la ciudad se concentra en un corto paseo entre sí, ubicado entre el sector 1 y 2, aquí es donde radica la importancia de tener un alojamiento céntrico que nos permita movernos a pie por la ciudad. Quizás solamente deberíamos tomar el transporte público si queremos llegar hasta el Arco de Triunfo que se encuentra un poco alejado del centro de Bucarest, ya que se encuentra de camino al aeropuerto. El metro de Bucarest funciona de maravilla, es rápido y limpio, y el ticket cuesta solamente 6 RON (incluso se puede pagar con Visa).

Como decía anteriormente, lo mejor para conocer las ciudades es ir caminando, es cierto que no hay mucha señalización de los lugares turísticos pero si te descargas los mapas de las ciudades en tu móvil o con la aplicación Maps.me no vas a tener ningún problema para llegar a cualquier sitio.

TRANSPORTE ENTRE CIUDADES
























Rumanía es un país que de cada año atrae más turismo gracias a las compañías de bajo coste como Wizzair y por los precios tan desorbitados de vuelos que hay este año hacia otros destinos que hace que muchos viajeros nos replanteemos visitar este destino que quizás teníamos como no prioritario en detrimento de otros más conocidos, y aunque a Rumanía le falta un largo camino para ser un destino top por la falta de infraestructuras y sobretodo por el estado de conservación de sus carreteras y muchas de sus estaciones, es un destino que ha empezado a ponerse las pilas y ya podemos comprobar la gran cantidad de obras que hay en el país para ir mejorando todos los accesos a ciudades tan interesantes de Transilvania.

Para movernos entre ciudades por el país os recomiendo las siguientes alternativas si no queréis alquilar un coche, ya que muchas de las carreteras están en un pésimo estado de conservación y los trayectos son un poco lentos debido a la cantidad de pueblos que hay por Transilvania y el límite de velocidad de 50 kms/hora que hay en el país ya que apenas hay autovías y todas son carreteras de doble sentido, por lo que se pierde mucho tiempo.

El tren sea posiblemente la mejor opción si no quieres complicarte y quieres viajar sin preocupaciones, ya que prácticamente tiene rutas por todo el país y bastantes frecuencias, además de ser cómodos son bastante económicos, la única pega es que son un poco lentos y se tarda bastante tiempo en los desplazamientos. Recomiendo mucho descargarse en vuestro teléfono la aplicación de CFR Câlâtori para consultar trayectos, horarios e incluso comprar los tickets sin problema, os ahorrará mucho tiempo y dinero porque contra más anticipadamente compres tus billetes más baratos te saldrán.

Otra alternativa son los minibuses que salen cuando están llenos, no están disponibles en todas las ciudades ni tienen rutas muy extensas, además los horarios son muy limitados y es algo más caro que el tren, así que en la medida de lo posible recomiendo utilizar siempre el tren.

GASTRONOMÍA
























Durante el viaje por Rumanía he podido probar diferentes platos tradicionales de su cocina, basado generalmente en ricas sopas y estofados que se elaboran a base de lácteos y verduras, con clara influencia turca, alemana y húngara. Aparte de comer muy bien puedo afirmar que también he bebido muy bien, ya que en el país disponen de decenas de cervezas diferentes y muy ricas, prácticamente he probado las más importantes y me han gustado prácticamente todas, siendo mi favorita la Ursus y la Ciuc, ambas de producción en Transilvania.

Estos son los diferentes platos típicos del país que he tenido la suerte de probar, donde algunos me han gustado más que otros.

Ciorbâ: Es la sopa de toda la vida, en Rumanía se elabora de decenas de maneras diferentes y es uno de sus platos estrellas, en parte debido a que es un plato bastante contundente que ayuda a combatir los duros inviernos de frio y nieve que hay en Rumanía, así que en estos días de frio y lluvia no podía faltar cada día en mi menú (aunque normalmente no soy muy sopero), siendo mis favoritas la Ciorbâ de Perisoare (sopa de albóndigas), la Ciorbâ de Burtâ (sopa de tripas, parecida a nuestros callos, que me encantan) y la Ciorbâ Taraneasca de Vacuta (sopa con legumbres y ternera). Como decía antes, hay decenas de sopas diferentes, todas ellas muy buenas y con el frio que hace es un manjar que resucita a cualquier persona.

Sarmale: Se trata de uno de los platos más típicos de la gastronomía rumana, se trata de enrollar una hoja de col o repollo y el relleno siempre es de carne (cordero, pollo o cerdo) condimentado con ajo, cebolla y especias, haciendo unos rollitos como si de un puro se tratara. 

Fasole cu Cârnati: El plato más popular y conocido de toda Rumanía, se trata de las típicas judías estofadas con salchichas, un plato típico de cuchara y bastante contundente para días de frio y lluvia, y tan conocido que es normal comerlo en días especiales y festivos para los rumanos.

Mititei: También conocidos como "Mici", es uno de los tentempiés más conocidos de toda la gastronomía rumana, se trata de carne picada en forma de rollitos o salchichas y asados en la parrilla, muy parecido a los cêvapi de otros países de los Balcanes, y la verdad es que están muy buenos.

Papanasi: Este plato es el postre típico por excelencia del país y no puedes irte de Rumanía sin probarlo almenos una vez, aunque es cierto que es una auténtica bomba calórica. Se trata de un pastel relleno con queso y con una especie de rosquilla dentro, y por fuera recubierto de crema agria y mermelada, está bueno pero tampoco es para repetir a menudo. Abstenerse de pedirlo para después de cenar, ya que la digestión se puede hacer bastante larga.

LO MEJOR DEL VIAJE

- Lo fácil y sencillo que resulta moverse por el país por libre, solamente necesitas alquilar un vehículo y conducir a través de sus maravillosos paisajes montañosos a través de los Cárpatos, o bien relajarse y disfrutar de los trayectos en tren sin preocuparse de nada más, ya que es el medio de transporte más utilizado y económico para moverte por el país. Rumanía posee un rico patrimonio cultural y natural que vale la pena conocer.

- Dejar de lado los prejuicios y la fama que tienen los ciudadanos rumanos en nuestro país (donde la mayoría están asociados a la delincuencia) así que mejor viajar con la mente abierta ya que según mi experiencia solamente he conocido gente muy amable y servicial, no he tenido ninguna sensación de inseguridad en ningún momento y me he movido libremente por todos sitios sin problema alguno, y cuando he necesitado preguntar algo me han ayudado con mucha amabilidad.

- La rica y maravillosa gastronomía de Rumanía con clara influencia otomana, germana y húngara, donde recomiendo evitar las grandes cadenas internacionales de comida rápida y sus fast foods, y en cambio hacerlo en cualquier restaurante del país donde disfrutaremos de sus maravillosos caldos y platos de cuchara, seguro que la experiencia es más gratificante para vuestro paladar y más barato para vuestros bolsillos.

- Es un país con mucha historia ya que por desgracia han vivido muchos años bajo la dictadura comunista de Nicolae Ceaucescu, pero gracias a su adhesión a la Unión Europea y la OTAN hace años que están avanzando a pasos agigantados dejando atrás su triste historia, siendo uno de los países europeos más atractivos para los españoles para viajar y conocerlo.

LO PEOR DEL VIAJE

- Como todo no puede ser tan perfecto, y a pesar de ser un destino emergente año tras año, todavía le falta un largo camino para acoger a los turistas en masa que quieren visitar el país, ya que falta mucha inversión y muchas infraestructuras, ya que las carreteras y la mayoria de estaciones de tren les hace falta un buen lavado de cara y ser más accesible para las personas.

- No disponer de más días para seguir visitando este maravilloso país, ya que me hubiera encantado visitar las regiones de Maramures y Bucovina pero en tan corto tiempo es imposible estirar más el itinerario, así que me he prometido volver a visitar lo que tengo pendiente de Rumanía tan pronto como pueda, pero la próxima vez será en coche de alquiler y no en transporte público.

- Me ha sorprendido los precios de los alojamientos y los restaurantes en el país, sobretodo en las zonas más turísticas, y a pesar de no ser un destino muy caro para el bolsillo de un europeo, es verdad que los precios no se corresponden al nivel de vida del país y sus habitantes y la calidad-precio de lo pagado deja mucho que desear ya que los precios están un poco inflados y equiparado a cualquier otra capital europea, aún así es posible viajar sin que se dispare nuestro presupuesto una vez que nos alejamos de las zonas más turísticas de cada ciudad.

Y después de esta breve guia de viaje, nos vamos a uno de los países más interesantes de la vieja Europa del Este y uno de los destinos a los que que más estamos viajando los españoles en los últimos tiempos. Bienvenidos a Rumanía!!


DÍA 1.- BARCELONA - BUCAREST

Mi vuelo para Bucarest está previsto que salga desde Barcelona a las 09:30h, esta vez decido darle otra oportunidad a la compañía Wizzair después de mi mala experiencia que tuve en mi viaje a Albania, aunque debo reconocer que mi percepción de esta compañía ha mejorado considerablemente ya que no he tenido ningún problema más durante mi viaje a Rumanía, así que no descarto volver a volar con ellos en un futuro. En el horario previsto y unas 3 horas después (además de adelantar nuestros relojes una hora más) aterrizamos en el aeropuerto Henri Coandâ en Otopeni, aproximadamente a unos 18 kms. del centro de Bucarest, y después de pasar las largas colas en el control de inmigración (recordad que Rumanía pertenece a la Unión Europea y que para viajeros españoles simplemente se puede acceder al país con nuestro Dni), así que ahora toca localizar el transporte público para llegar al centro de la ciudad.

Hay diferentes alternativas para llegar al centro, todo dependiendo de la zona donde se encuentre vuestro alojamiento, en mi caso me he decidido por el bus porque tengo una parada a escasos metros de mi alojamiento, aunque por comodidad y tiempo recomiendo tomar el tren y después el metro. En caso de decidirnos por el tren, deberemos salir de la terminal y caminar unos 100 metros y justo enfrente encontraremos la estación de trenes, bastante moderna y muy funcional. En caso de decidirnos por el bus 780 ó 783, antes de salir de la terminal debemos bajar hasta la última planta (perfectamente señalizado con líneas amarillas en el suelo) y una vez abajo tendremos que comprar en las máquinas el ticket de bus (8 RON por persona y permiten pagar con Visa), y ya podremos subirnos al bus que nos lleve a la ciudad (es importante saber que el conductor del bus no vende tickets).


El trayecto es un pelín largo e incómodo (aproximadamente 1 hora por culpa del tráfico) y al ser uno de los últimos en subir al bus para no esperar al siguiente no he tenido más remedio que pasarme todo el trayecto de pie, además he tenido que caminar algo más porque me he bajado en la parada de Piata Unirii cuando la anterior (Universitatii) estaba apenas a 50 metros de mi alojamiento.

Una vez en mi alojamiento que he encontrado sin ningún problema he realizado el checkin bastante rápido y sin perder tiempo me he lanzado a conocer la ciudad que tantas ganas le tenía. Mi primera visita será la Biserica Sfantul Gheorghe Nou ubicada en la calle paralela de mi alojamiento, la primera de las tantas iglesias ortodoxas rumanas que voy a visitar durante mi visita a este maravilloso país.









Doy por finalizada mi primera visita ya que en esos momentos se está realizando una misa y por respeto a los feligreses no me gusta molestar, la iglesia me ha gustado mucho y el ambiente que se respira en su interior también, aunque para mi gusto su interior es bastante oscuro y las fotografías sin flash no reflejan lo bonitas que son por dentro y esto será la tónica habitual en la mayoría de iglesias que iré visitando durante mi estancia en el país.

Mi siguiente parada será a la zona de Piata Universitatii (Plaza de la Universidad), no es que tenga mucho interés arquitectónico ya que lo más destacable es el Hotel Intercontinental y el Teatro Nacional Ion Luca Caragiale Bucuresti, emplazado en el Km. 0 del país, aunque durante mi visita toda la zona estaba ocupada por manifestantes en contra del gobierno actual.



Lo más destacable de la Piata Universitatii es su historia y nostalgia ya que durante la Revolución del 89 esta zona estaba llena de tanques y francotiradores para contener las protestas de los estudiantes y de los rumanos en general que estaban en contra del comunismo y que querían derrocar al dictador Ceaucescu y su esposa Elena, disparando y matando sin contemplaciones a todo aquel en contra del régimen comunista, como así lo recuerdan varias esculturas en sus alrededores.

Aprovechando el buen tiempo que hace y que el hambre empieza a apretar porque he desayunado muy pronto esta mañana para tomar el vuelo, aprovecho para sacar dinero en un cajero con mi tarjeta Revolut libre de comisiones y me hago con mis primeros Lei rumanos (RON), que actualmente está sobre los 4,95 RON por €uro. A finales de marzo o principios de abril anochece antes de las 19h de la tarde, así que decido comer algo rápido para no perder mucho tiempo y por la noche más tranquilamente ya cenaré mejor, así que me compro un bocata de la franquícia Luca que hay repartidas por todo Rumanía y que la gente hace bastante cola sin entender el por qué hasta que finalmente he descubierto que esta cadena de panaderías-bollerías es una especie de 7 Eleven asiático (salvando las distancias) porque hacen unos bocadillos y tienen una bollería impresionante, está todo escandalosamente bueno y es muy barato (mi pedazo de bocata me ha costado apenas 9 RON, no llega a 2 €) y además a partir de las 19h de la tarde todos sus productos los venden al 50% para darle salida a todo lo que no han podido vender durante el día y que antes de tirarlo la gente lo pueda aprovechar, así que no es de extrañar que siempre hayan largas colas en cualquiera de sus locales, ya que te pueden salvar de cualquier imprevisto en cualquier momento, como será mi caso en los próximos días.





Con el estómago lleno seguimos conociendo Bucarest, girando por la calle Benjamin Franklin llegamos a uno de los iconos más importantes de la ciudad, el Ateneul Român (Ateneo Rumano), un bello edificio circular de estilo neoclásico construido en el año 1888 gracias a los donativos de sus habitantes durante más de 30 años y que actualmente funciona como sala de conciertos. Los lunes está cerrado y de martes a viernes su horario es de 12h a 17h, siendo los fines de semana su horario más reducido debido a los conciertos y las funciones que proyectan.





Aprovechando que está la puerta abierta decido entrar al vestíbulo, había leído que se podía visitar con un guia a ciertas horas o bien se podía visitar "clandestinamente" a través de su "vigilante" donde aceptando una propina de unos 10 RON te dejaba acceder y visitar su interior, así que al no ver a nadie me metí para dentro sin levantar muchas sospechas, me crucé con una señora de la limpieza y le dije como pude si podía acceder a la sala de butacas para hacer una foto y asintió con la cabeza (entendiendo que me daba su aprobación) hasta que unos minutos después apareció un hombre y me dijo que no podía estar allí y que no se podía visitar si no era para acceder a un concierto con ticket, así que para no poner en un compromiso a la señora de la limpieza ni a nadie, salí de allí disculpándome pero con el objetivo cumplido de haber visitado el interior del Ateneo y contemplar sus maravillosas instalaciones, ya que el último día de mi viaje volvería a pasar por aquí y lo encontraría cerrado.




Con la satisfacción de haber podido visitar el Ateneo sigo mis conociendo Bucarest sin ningún mapa y sin ningún planning en concreto, simplemente me dejo llevar sin estresarme mucho ya que el último día de mi viaje antes de volver a casa lo tengo reservado para terminar de conocer la ciudad sin saber todavia que Bucarest es una ciudad relativamente pequeña y que todo lo más importante para visitar se concentra a muy poca distancia y que es una ciudad para recorrerla caminando.

Tomando la cercana y una de las arterias principales de la ciudad como es la Calea Victoriei (Calle de la Victoria), encontraremos muchos lugares interesantes en nuestro camino, el primero será la maravillosa Biblioteca Centralâ Universitarâ din Bucuresti (Biblioteca Central de la Universidad de Bucarest), que data del año 1895 y el edificio es una verdadera joya arquitectónica, donde podemos encontrar una estatua ecuestre del Rey Carol I de Rumanía, uno de las personalidades más importantes de la historia del país. La verdad es que el edificio es una joya arquitectónica e impresiona mucho verla tan cerca.



Justo enfrente del edificio de la Biblioteca Central podemos encontrar el Muzeul National de Artâ al României (Museo Nacional de Arte de Rumanía), abierto de miércoles a domingo de 10h a 18h y el precio de su entrada es de 24 RON, así que hoy no lo visitaré porque ya está prácticamente cerrado y a mi vuelta a la ciudad días después intentaré visitarlo si voy bien de tiempo.

Sigo caminando por la calle Victoriei hasta llegar a uno de los puntos más interesantes de la ciudad como es la Piata Revolutiei (Plaza de la Revolución), no es que sea un lugar precisamente bonito ni atractivo, sino más bien es un espacio con una gran importancia histórica ya que en este punto de la ciudad fue dónde se desarrollaron los acontecimientos más importantes del país, ya que en los tiempos del comunismo y bajo el mandato del dictador Ceausescu y su mujer Elena, y desde uno de los balcones del edificio presidencial que se encuentra justo detrás, el dictador daba sus discursos a la población que se congregaban justo delante y que lo idolotraban con gran fervor, hasta que finalmente en diciembre del año 1989 y en plena revolución que había empezado días antes en la ciudad de Timisoara y que se fue extendiendo sucesivamente a otras poblaciones rumanas por parte de la población local que ya estaban hartos del dictador e inmersos en una gran pobreza por culpa del régimen, mostraron su descontento hacia Ceausescu en un clima muy tenso y crispado, hasta que finalmente éste y su esposa sorprendidos por la reacción de la gente no dudaron en coger un helicóptero en ese momento y huir del país, siendo capturados unas horas después y juzgados varios días después, hasta que finalmente fueron ejecutados en la ciudad rumana de Targoviste, poniendo fin a más de 15 años de comunismo y cerrando una de las etapas más negras que ha vivido el país hasta la fecha. En el centro de la plaza podemos encontrar una columna conmemorativa con el nombre de todas las personas fallecidas recordando aquellos fatídicos días, un monumento de dudoso gusto que los rumanos no dudaron en apodarlo como la "patata" o el "donut". 






Aquí es el punto de encuentro de los tours gratuitos que organizan diferentes empresas para recorrer la ciudad y mostrársela a los turistas, aunque yo prefiero ir más a mi aire y seguir recorriendo la ciudad a mi ritmo aunque sin estresarme mucho ya que en una semana volveré a Bucarest antes de tomar mi vuelo de vuelta a casa y después de recorrer parte de las maravillas de la región de Transilvania.

Sigo recorriendo la calea Victoriei, también conocida como la milla de oro de Bucarest ya que en esta gran avenida se concentran todas las tiendas de lujo que puedas encontrar en cualquier otra gran ciudad, así que la recorro tranquilamente hasta llegar al Pasajul Victoria, que no es más que una pequeña calle ubicada en el interior de unos edificios sin demasiado interés pero que se ha puesto muy de moda en Instagram porque está llena de paraguas de colores al lado de un restaurante y queda bastante fotogénico, aunque el espectáculo patético de las influencers de turno que vienen hasta aquí para hacerse el álbum de fotos es bastante penoso, dan ganas de sentarse allí con unas palomitas y reir del lamentable espectáculo que ofrecen.




Sigo recorriendo la calea Victoriei mientras empieza a caer la tarde, en un bonito paseo llego al centro medieval y en pleno barrio antiguo de Bucarest que no es otro que la calle Lipscani (el nombre viene de Leipzig, ciudad alemana ya que en esta zona la frecuentaban muchos hombres de negocios que venían de esta ciudad alemana). Estamos ante el distrito o barrio más turístico y con más ambiente de todo Bucarest, ya que podemos encontrar tiendas de souvenirs, comercios y sobretodo bares y restaurantes, y es que al caer la tarde esta zona se convierte en un barrio rojo con locales de striptease y mucha gente con ganas de pasarlo bien, y esta zona se encuentra apenas a 400 metros de mi alojamiento pero en una zona muy tranquila donde en ningún momento se escucha ruido ni jaleo de ningún tipo.






Aunque en esta zona no todo va a ser fiesta y lujuria ya que podemos encontrar rincones y locales maravillosos, por ejemplo el pequeño y maravilloso Monasterio de Stavropoleos, el edificio de la Antigua Banca Nacional de Rumanía, el Palacio de la Pinacoteca, el Palatul CEC, y sobretodo la maravillosa librería Cârturesti Carusel para acabar cenando en el restaurante más conocido de todo Bucarest, el Caru' Cu Bere. Y apara rematar se puede despedir la noche desde lo alto de una azotea con vistas de todo Bucarest mientras uno se relaja tomando algo en el local Closer to the Moon. Pero vayamos por partes, la entrada principal al barrio de Lipscani es por el Bulevardul Ion C. Brâtianu donde nos recibirá una réplica de la estatua de Rómulo y Remo de Roma, regalo de Italia a Rumanía en el año 1906 y punto de encuentro de los locales para salir a tomar unas copas o cenar.



Justo en este punto aprovecho para sacar más dinero con la tarjeta Revolut ya que mañana empiezo ruta por Transilvania y uno no sabe lo que puede encontrarse por el camino, así que una vez resuelto el tema de la moneda rumana me adentro en la zona antigua de Bucarest, dejando atrás decenas de bares y restaurantes a través de la marabunta de turistas y me voy a visitar el pequeño Monasterio de Stavropoleos, ubicada en la calle con el mismo nombre en pleno barrio de Lipscani, se trata de una pequeña iglesia que data del año 1724 y que milagrosamente sigue en pie después de un terremoto que hubo en el siglo XIX. La iglesia es muy pequeñita y su acceso es gratuito, aunque hay que permanecer atentos a su horario porque no siempre está abierta. Justo al lado hay un pequeño patio con una colección de arte religioso y bizantino que merece mucho la pena visitar, más si en esos momentos están realizando misa en el interior como me pasó a mi.









Es una visita muy recomendable y no será la última vez que la visite durante mi estancia en Rumanía, así que sigo recorriendo Lipscani por las calles aledañas donde no hay mucho ajetreo de turistas ni de relaciones públicas invitándote a entrar en sus locales a consumir, visitando otras iglesias igual de bonitas y admirando maravillosos edificios, ya que a estas horas permanece casi todo cerrado, destacando el impresionante edificio del CEC Bank (Casa de Economii si Consemnatiuni), el banco más antiguo de Rumanía, donde destaca su cúpula de cristal.





Empieza a caer la tarde con los últimos rayos de luz y me dirijo al número 55 de la calle Lipscani donde encontraremos uno de los lugares que más de moda se ha puesto en los últimos años gracias a los redes sociales y uno de los lugares más instagrameables de toda Bucarest, la librería Cârturesti Carusel, una joya arquitectónica de varias plantas donde alberga más de 10.000 libros y 5.000 discos y donde se pueden encontrar otras joyas para coleccionistas, lástima que mucha de la gente que llega hasta aquí solamente lo hacen para posturear y hacerse la foto de rigor para colgarla en las redes y no preste atención a todas las joyas ocultas que hay en su interior, en el que tuve la suerte de pasar un buen rato entre libros y discos y en la que volvería de nuevo el último día de mi viaje antes de tomar el vuelo de vuelta para casa, y es que allí donde se respire cultura siempre me gusta perderme.









Finalizada mi visita y con noche cerrada me dirijo en busca de un lugar para cenar ya que el hambre aprieta y el cansancio se empieza a notar, ya que llevo levantado desde las 4h de la mañana y en unas horas toca madrugar para empezar la ruta por el país, así que apenas a unos metros de donde me encuentro y justo al lado del Monasterio de Stavropoleos se encuentra el restaurante más típico y turístico de todo Rumanía, el famoso Caru' Cu Bere que data del año 1879 y que tiene la particularidad que lleva todo ese tiempo abierto sin cerrar ni un día. Siempre que estoy de viaje intento evitar los sitios más turísticos para ir a comer, aunque con el Caru'Cu bere haré una excepción porque me lo han recomendado varias personas y tengo la suerte de conseguir mesa sin reserva con antelación y apenas tengo que esperar nada, cosa muy rara porque es un lugar muy solicitado por los turistas. 





En mi primera incursión en la gastronomía rumana no podía dejar de probar algunos de sus platos más típicos, de primero las riquísima Ciorba (sopa) que cada vez que viajo a un país de los Balcanes o de Europa del Este no puede faltar porque me encantan desde que las descubrí en mi visita a Polonia, donde los locales están acostumbrados a comerlas para combatir las bajas temperaturas y los duros inviernos que tienen que sufrir y que realmente las preparan contundentes y muy ricas, de segundo un pequeño surtido de mici (salchichas especiadas) y dejando sitio para el postre que no suelo pedir casi nunca pero que aquí no me quiero perder su postre estrella, el papanasi, una especie de rosquilla grande o donut relleno de queso fresco y bañado con nata agria y mermelada de cereza o frutos rojos, una bomba calórica y muy contundente que recomiendo comerlo mejor de día para hacer la digestión mejor y no pedirlo de noche. La cena junto con una cerveza local rumana asciende a 130 RON (unos 26 €) y aunque no resulta excesivamente caro por lo bien que he comido sí es verdad que es un precio un poco elevado como iré comprobando en los próximos días, donde he comido bastante mejor y mucho más barato.

Me retiro hacia mi alojamiento mientras voy esquivando a la cantidad de gente que tiene ganas de pasarlo bien por los locales de Lipscani a pesar de ser un día laborable, me paro en un supermercado a comprar una botella de agua y algo de desayunar para mañana por si no hubiera nada abierto y me voy para mi alojamiento, donde coincido en mi habitación compartida con dos chicos de Toledo que acaban de llegar a Bucarest y estamos conversando un rato hasta que finalmente se me cierran los ojos, ya que en apenas 5 horas tengo que estar de nuevo en pie con la satisfacción de haber aprovechado bien la tarde en Bucarest.

DÍA 2.- BUCAREST - SINAIA - BRASOV

Hoy toca de nuevo madrugar para aprovechar al máximo mis días en el país, así que a las 06h de la mañana ya estoy arriba y una vez duchado y desayunado me voy a la parada de metro Universitate de la línea azul que tengo a escasos metros de mi alojamiento, compro mi ticket en la máquina (6 RON) y después de un breve transbordo en la estación de Piata Victoriei para enlazar con la línea amarilla, llego finalmente a la Gara de Nord, una amplia estación con todo tipo de servicios y desde donde parten los trenes a cualquier destino del país. Como es la primera vez que voy a comprar un billete de tren para viajar fuera de Bucarest, y para asegurarme, decido comprarlo en la taquilla, el destino será Sinaia y el precio es de 48 RON que pago en efectivo, ya que la compra de los futuros billetes de tren para moverme por el país lo haré directamente con el móvil a través de la app de Ferrocarriles de Rumanía donde es súper sencillo, se puede pagar con tarjeta de crédito y si lo compras anticipadamente su precio es más barato, con la comodidad de enseñar el billete de tren al revisor cuando éste pase.

Mi tren parte hacia Sinaia a las 08:20h y tiene prevista la llegada a las 09:44h, los asientos son reservados y el trayecto es muy cómodo y recomendable, y sobretodo son muy puntuales, además las vistas desde la ventana son maravillosas.





El trayecto se me hace muy cómodo y ameno contemplando los maravillosos paisajes a través de la ventana del tren, llegando puntualmente a Sinaia, donde coincido con un grupo de escolares que también van a visitar la ciudad. La visita a Sinaia se puede hacer tranquilamente en una mañana, ya que la razón para llegar hasta aquí es la visita al famoso Castillo de Peles, el de Pelisor y a su monasterio, así que una mañana debería ser suficiente. En la misma estación de Sinaia disponen de consigna para dejar equipaje, solamente hay que acercarse hasta el bar de la estación y preguntarle a la chica, que por un precio de 10 RON no duda en abrirte la puerta de una habitación para dejar vuestro equipaje el tiempo que necesites.

Desde la estación de trenes de Sinaia hasta el Castillo de Peles se puede llegar de varias maneras, la más económica sería coger un bus urbano enfrente de la estación por solamente 2 RON, el problema es que los buses tienen una frecuencia de paso de cada 40 minutos, así que si sales de la estación y te lo encuentras es la mejor opción, sino no vale la pena porque no hay ningún tipo de información de cuánto queda para que pase el próximo bus. Otra opción es tomar un taxi que te deja en la esplanada del Castillo de Peles en apenas 20 minutos, su precio es de unos 20 RON (apenas 4 €) pero como acabo de llegar al país y no estoy muy familiarizado todavía con los taxistas la verdad es que desconfio un poco, pero ahora puedo decir que es una muy buena opción. Y la última opción es ir caminando tranquilamente, es un paseo cuesta arriba de unos 45 minutos pero a finales de marzo es bastante agradable, pero en verano lo descartaría completamente. Así que mi opción será la de ir caminando ahora que estoy fresco, así que solamente salir de la estación de trenes justo enfrente hay que subir unas escaleras y seguir las señales para llegar, incluso pasaréis por delante de la oficina de turismo por si necesitáis cualquier tipo de información.



Después de un agradable paseo por fin llego al Castillo de Peles, hay bastante gente y justo antes de llegar hay un montón de tenderetes de souvenirs y alguna cafetería, se nota que el lugar es bastante turístico ya que los precios son muy parecidos a cualquier ciudad europea. Si se tiene intención de visitar el interior del Castillo de Peles recomiendo comprar las entradas con antelación a través de la web del Castelul Peles, ya que es posible que si esperáis a comprarlas allí estén todas agotadas para ese día u os toque esperar bastante rato, ya que la visita a su interior es obligatoria hacerla con guia y en grupos según el idioma deseado, el precio de la visita dependerá del tour escogido siendo la entrada básica y más barata de 50 RON (10 €) y está totalmente prohibido hacer fotos en su interior ni grabar (hay que comprar un ticket aparte). En el momento de mi visita estaban todas las entradas agotadas y es muy importante saber que si se compran en taquilla solamente se puede pagar en efectivo (hay un cajero automático a unos metros para sacar dinero por si no llevas efectivo en ese momento), así que para mi no fue un trauma porque yo ya iba con la idea de visitarlo solamente por fuera y prescindir de la visita a su interior, ya no solamente por el precio de la entrada, sino porque para mi personalmente carece de cualquier interés pagar por ver el mobiliario y las estancias de un castillo que fue residencia de verano del rey Carol I de Rumanía y la reina Isabel de Wiedn, así que me limito a disfrutarlo solamente por fuera, que es muy bonito y rodeado de tanta naturaleza en medio de los Cárpatos.












Después de una larga visita difrutando de todos los ángulos del Castillo de Peles me dirijo al Castillo de Pelisor, que se encuentra justo al lado en un lateral, mucho más pequeño y sin apenas visitas, fue mandado a construir por Carlos I para servir como residencia a los príncipes herederos, Fernando y María. El ticket para visitarlo cuesta 30 RON (6 €) y aunque no hay problemas para visitarlo en ese momento yo prescindo de visitar su interior por el mismo motivo que el anterior. 


Doy por finalizada mi visita a los exteriores del Castillo de Peles y de Pelisor, atravieso toda la esplanada donde se ubican los tenderetes de souvenirs sin que nadie te atosigue ni te moleste (se agradece) y me voy dirección a la estación de trenes, donde todavía me falta una última visita en la ciudad, el Monasterio de Sinaia. La visita la realizo más rápido de lo normal porque está a tope de gente y es un poco agobiante visitar su interior y hacer fotografías en condiciones, aún así disfruto de la visita aunque me hubiera gustado haberla visitado con mucha menos gente pero el tiempo apremia y no quiero llegar muy tarde a Brasov. La Manastirea Sinaia data del S. XVII, su enclave es maravilloso en el valle de Prahova y rodeado del monte Bucegi y tiene la particularidad que aquí se encuentra la tumba del ex primer ministro rumano durante la I Guerra Mundial, Tache Ionescu. El horario de visita es de 08h a 18h y la entrada es gratuita, aunque aceptan donativos. 






Finalizadas mis visitas en Sinaia me dispongo a volver hacia la estación de trenes caminando por el mismo lugar que he venido, hasta que llego al centro del pueblo por una agradable avenida llena de restaurantes y dudo en si parar a comer aquí en Sinaia antes de llegar a Brasov, pero como aún es algo pronto para mi decido entrar a un supermercado a comprar algo de beber y picar mientras camino hacia la estación, donde todavia faltan unos 30 minutos para que llegue mi tren que me lleve a Brasov, así que aprovecho para comprar en una máquina de la estación todos los tickets de tren que voy a necesitar para mi ruta de estos días y quedarme tranquilo por si me quedo sin plaza en algún trayecto, ya que aunque no hay mucho turismo estos días, es cierto que estamos en víspera de Semana Santa y todo puede cambiar bastante y no quiero arriesgarme a quedarme sin asiento en ningún trayecto.



Con el tema de la logística finalizado me voy hacia el andén donde con una puntualidad británica aparece mi tren que en apenas una hora me llevará a Brasov en un trayecto maravilloso gracias a los paisajes que voy observando a través de los cristales del tren del Monte Bucegi y de todos los Cárpatos, prometiéndome que algún día volveré a Rumanía para visitar en profundidad otras zonas del país, que a pesar de no llevar ni un día entero aquí, me tiene alucinado y encantado con este tipo de países tan poco masificados y la facilidad para moverse de un lugar a otro del país.

Puntuales a las 14:51h llego a la estación de Brasov, capital de Transilvania. Justo enfrente de la salida de la estación se encuentra la parada del bus que te lleva al centro de la ciudad, ubicada a unos 5 kms de distancia y que no es plan de ir caminando, así que allí mismo hay una caseta donde venden los tickets del bus que cuesta 8 RON por trayecto (solamente se puede pagar en efectivo) o la otra opción es bajarte una aplicación con el móvil llamada 24pay y comprar los tickets a través de ella. Pregunto por allí como llegar a la strada Republicii, la calle comercial y peatonal más importante de Brasov y donde se ubica mi alojamiento, y un señor mayor muy majete me explica en un perfecto italiano que coja el bus número 4, y después de 7 paradas me baje en la parada Biserica Neagrâ (Iglesia Negra) donde en apenas 100 metros se encuentra mi ubicación.

Después de agradecerle su amabilidad y su precisión en 20 minutos ya estoy haciendo el check in en mi alojamiento, un lugar muy agradable y muy recomendable en pleno corazón de la ciudad, justo al lado de la Piata Sfatului y de todas las visitas interesantes de la ciudad, así que estos días me moveré tranquilamente caminando sin necesidad de tomar ningún transporte público. 

Como todavia dispongo de algunas horas de luz, mi primera visita al corazón de Transilvania será al Monte Tampa donde arriba se encuentran las famosas letras con el nombre de Brasov al más puro estilo de Hollywood y desde dónde se divisan unas vistas espectaculares de toda la ciudad. Para llegar hasta allí podemos hacerlo a pie hasta la cima en un recorrido de aproximadamente una hora, teniendo cuidado porque podemos cruzarnos con algún oso o algún lince, o bien tomar un cómodo teleférico que parte desde la cercana calle Aleea Tiberiu Bridiceanu que en apenas 3 minutos nos sube hasta la cima de los Cárpatos salvando un desnivel de 960 metros. El horario del teleférico es de 10h a 18h de martes a domingo y su precio es de 20 RON ida y vuelta.






La visita es muy recomendable y las vistas desde arriba son maravillosas, así que después de estar casi un par de horas allí arriba tocaba de nuevo volver a bajar y empezar a visitar la ciudad de Brasov perdiéndome por sus calles mientras hago tiempo hasta la hora de cenar, y aunque mañana también dispongo de todo el día para visitar la ciudad y alrededores. el ansia por conocer un lugar nuevo siempre puede conmigo.

























Brasov es una ciudad muy tranquila y muy acogedora, lo mejor es perderse por sus bonitas calles adoquinadas sin prisas y sin necesidad de ir con mapa en mano porque su centro histórico es muy pequeño y en cualquier momento acabarás regresando al centro de la ciudad, además mi visita me ha coincidido en sábado y las calles están muy animadas de gente paseando y de tiendas. Ya va cayendo la tarde y el cansancio y el madrugón empieza a aparecer (no hay que olvidar que llegué ayer por la mañana a Rumanía y ya llevo un buen tute) así que me voy en busca de algún lugar para cenar entre las decenas de alternativas que hay en la ciudad, así que mi primera cena será al restaurante La Ceaun, ubicado en plena Piata Sfatului, apenas a unos metros de mi alojamiento y uno de los locales más turísticos y recomendables de la ciudad, pero hoy ya no me apetece buscar más y prefiero estar tranquilo y descansar.




El restaurante es muy recomendable por su ubicación, la calidad de sus platos y sus raciones generosas, aparte de que está permitido pagar con tarjeta de crédito donde no siempre es posible hacerlo en Rumanía, por contra los precios son algo elevados porque está muy enfocado al turismo ya que se puede comer igual de bien en otros lugares con precios algo más ajustados. Después de cenar y para no volver al alojamiento sin bajar algo la cena, me voy a dar un pequeño paseo ahora que las calles están algo más solitarias y disfrutar del silencio de la ciudad mientras hago algunas fotos nocturnas, sin saber que a partir de mañana el tiempo cambiará por completo y me trastocará algún plan que otro.





Después de todo el cansancio acumulado y con las bajadas de temperaturas toca retirarme a mi alojamiento, donde todavia toca ducharse, ponerme un poco al día aprovechando el wifi y acabar de organizar el día de mañana que también tocará madrugar para aprovechar bien la jornada.

DÍA 3.- BRASOV - BRAN - RASNOV - BRASOV

A las 06:30h de la mañana ya estaba preparado para salir, así que he tenido que controlar un poco mi ímpetu y he estado haciendo un poco de tiempo hasta poder salir en busca de algún lugar para desayunar, el día está gris y ha estado lloviendo toda la noche así que intentaremos cumplir con el planning propuesto. Después de desayunar he tomado el bus número 4 al lado de la Biserica Neagra (Iglesia Negra) y me he dirigido hacia la estación de trenes, donde justo al lado también se encuentra una estación de autobuses, me acerco para tomar un bus que me lleve a Bran y me dicen que parten desde la otra estación de autobuses que hay en Brasov, así que a mano derecha saliendo de la estación de trenes hay una parada de bus donde debo tomar el número 23 que me lleve a la parada Stadionul Tineretului, donde a escasos pasos hay una pequeña estación desartalada desde donde salen los autobuses hacia Bran y Rasnov.




Solamente tengo que esperar unos 10 minutos y de seguida nos ponemos en marcha, parte un bus a cada hora en punto y el precio del ticket hacia Bran, que será mi primera parada, es de 13 RON y solamente se puede pagar en efectivo y se compra al conductor directamente una vez que subamos al bus. La distancia es de apenas 25 kms al noreste de Brasov y el trayecto dura aproximadamente una hora y se me hace bastante ameno gracias a una señora de mediana edad que se sienta a mi lado y me empieza a dar conversación en mitad español y mitad italiano, ya que estuvo trabajando en ambos países hasta que finalmente ha tenido que volver a Rumanía para cuidar de su familia. Es tan agradable la señora que no duda en invitarme a comer a su casa, así que le agradezco la invitación pero declino su ofrecimiento pero ella me indica cuál es su casa por si después de la visita me lo pienso mejor y quiero aceptar la invitación y pasarme a comer.

Mi primera impresión al llegar a Bran no puede ser más decepcionante, un pequeño pueblo con varias casas que vive por y para el famoso Castillo de Bran, totalmente enfocado al turismo gracias a la leyenda de Drácula inspirado en el libro del escritor irlandés Bram Stoker, porque la realidad es que ni Vlad Tepes ni Drácula vivieron en este castillo ni aparecieron nunca por aquí. El pequeño pueblo está lleno de pequeños restaurantes, tiendas de souvenirs y todo un circo relacionado con el personaje de Drácula, que junto a la lluvia que está cayendo en estos momentos, a uno le dan ganas de coger el próximo bus de vuelta a Brasov, pero ya que uno ha llegado hasta aquí haremos el esfuerzo de hacer la visita aunque sea a regañadientes.




Hago de tripas corazón y me adentro al Castelul Bran (Castillo de Bran), hay varias formas de conseguir los tickets, lo más cómodo y sencillo es hacerlo a través de la web del Castillo de Bran y así te aseguras tu entrada para ese día (muy recomendable hacerlo en temporada alta), así que como yo no lo hice así me toca pasar por taquilla o bien comprar la entrada en unas máquinas de autoservicio que justo están instalando estos días y que se encuentra justo en la puerta de acceso principal, el precio es de 55 RON (11€ aproximadamente) por persona y en el momento de mi visita solamente se podía pagar en efectivo. La visita es individual a través de paneles explicativos, donde iremos recorriendo diferentes estancias y pasadizos, y la visita se puede hacer en un par de horas tranquilamente. Después de recorrer las más de 60 estancias que componen el castillo, personalmente puedo decir que es un coñazo de visita, lo único bueno son los exteriores y su ubicación, pero si vais justos de tiempo o estáis en duda de si visitarlo o no, bajo mi humilde punto de vista os puedo asegurar que a mi personalmente no me ha valido la pena y me ha decepcionado bastante, pero que cada uno saque sus conclusiones y decida una vez allí.

















Doy por finalizada mi visita en algo más de dos horas, el tiempo está inestable ya que por momentos sale el sol y al rato cae agua con ganas, como además no paran de llegar autobuses de turistas (este año de momento no me estoy encontrando mucho turismo chino pero sí turismo francés de la tercera edad), así que me empieza a incomodar la situación y aquí poco más hay que hacer excepto quedarse a comer en alguno de sus restaurantes turísticos a precio de oro, así que decido finalizar mi visita y me dirijo a la parada de bus que se encuentra en un lateral de la carretera, está a rebosar de gente y dudo de si podré subirme o tendré que esperar al siguiente, así que después de una espera de 20 minutos bajo una fina lluvia por fin llega el bus y tengo la suerte de ser uno de los últimos en subirme aunque tengo que pasarme el trayecto de pie pero no me importa porque mi siguiente parada será Rasnov, a solamente unos 10 minutos de distancia de Bran. El trayecto de Bran a Rasnov me ha costado 6 RON y solamente se puede pagar en efectivo al conductor del bus.

Rasnov es un pequeño pueblo que se puede visitar perfectamente es una mañana o quizás en un par de horas ya que lo único destacable es su fortaleza desde lo alto de una colina, pero si tenéis pensado visitarla este 2023 os informo que están en obras y que apenas se puede visitar nada, yo me enteré una vez que llegué allí y ya aproveché para entrar sin pagar mientras estaban trabajando (dudo que se pueda hacer pero nadie me vió entrar), así que solamente pude hacer alguna foto y de vuelta al pueblo donde tampoco hay muchas cosas interesantes para visitar, almenos la gente es muy agradable y amable.





Finalizada la visita mi interior se debate entre quedarme a comer en Rasnov o hacer un esfuerzo y llegar a Brasov y comer tranquilamente una vez que llegue, así que mientras voy paseando me encuentro a un señor gitano con un tenderete haciendo unas brasas, me acerco y veo que está preparando uno de los postres más típicos de los países del Este de Europa, los famosos Kürtoskalacs, originarios de Hungría y que tuve la suerte de comerlos en Budapest y también en Praga. Así que mientras veo como va dando vueltas el pincho en su forma cilíndrica y me llega su aroma de azúcar y canela no puedo evitar pedir uno e ir comiéndomelo hasta llegar a Brasov, la verdad es que está delicioso aunque mucho más caro que en otros países (30 RON).


Pasadas las 16h de la tarde estoy llegando a la estación de trenes de Brasov, previo intercambio de bus que me ha traido hasta aquí y ahora tengo que tomar el bus urbano número 4 que me lleve hasta el centro de la ciudad, donde voy a terminar las visitas que me quedan pendientes de Brasov ya que mañana muy pronto me voy para Sibiu. La primera visita será a la iglesia ortodoxa de San Nicolás (Biserica Sfantu Nicolae), ubicada en la Piata Uniiri y que data del S. XIII, de estilo gótico y una de las más bonitas que he podido conocer a través de mi ruta por Transilvania. La pena ha sido que durante mi visita ha empezado de nuevo a llover y la visita ha perdido parte de su encanto pero aún y así es muy recomendable su visita.










Voy camino del centro bajo un manto de agua y viendo que no tiene pinta de aflojar decido pararme en el supermercado al lado de mi alojamiento a comprar algo para merendar y me voy un rato a mi alojamiento a descansar un poco y meterme una ducha, que desde que he salido esta mañana a las 7h no he parado ni un segundo. Sobre las 19h de la tarde vuelvo a salir una vez ha dejado de llover, me voy a pasear y disfrutar por última vez de las bonitas calles de Brasov mientras llega la hora de la cena, es una ciudad muy tranquila que invita a la relajación y al slowtravel.














Una vez que ha caido la tarde y ya es completamente de noche me voy en busca de algún sitio para cenar, hoy la elección va a ser fácil porque ayer paseando ya fiché un restaurante que tenía muy buena pinta y un poco apartado de la zona más turística de la ciudad, se trata del restaurant Sergiana, ubicado en la calle Muresenilor, 28. El local por fuera no llama mucho la atención e incluso hay que bajar unas escaleras para acceder al restaurante, su especialidad son las carnes pero disponen de una extensa carta donde se puede elegir todo tipo de comida, sobretodo local, el servicio y el trato es muy bueno y de precio genial, algo más barato que los restaurantes que se encuentran en la Piata Sfatului. Después de cenar un último paseo hasta mi alojamiento mientras me voy despidiendo de la ciudad que me ha gustado mucho (recomiendo hacer alguna noche en Brasov y no una excursión de un día desde Bucarest) y pronto a dormir, que mañana tengo que estar en la estación a las 06:45h para tomar un tren hacia Sibiu.

DÍA 4.- BRASOV - PREJMER - SIBIU

A las 05:15h de la mañana ha tocado diana y poco después ya estaba preparado para salir, he mirado por la ventana y he visto que no parado de llover en toda la noche, así que cambio de planes para llegar a la estación de trenes ya que el transporte público en fines de semana no empieza a estar operativo hasta las 06h de la mañana y creo que es un poco justo y me arriesgo a perder el tren, así que me pido un Uber que aparece en 15 minutos y en menos de 10 minutos ya me deja en la estación por apenas 10 RON, prácticamente 2 € al cambio, así que por ese precio no vale la pena comerse la cabeza. 

Como faltan 30 minutos para que llegue el tren me da tiempo tomarme algo caliente en un tenderete en la puerta de la estación (4 RON) y poco después me voy al andén a esperar mi tren previsto para las 06:50h, escogiendo este horario para aprovechar más el tiempo en cada ciudad. Se va acercando la hora y no anuncian nada y los pocos que estamos allí esperando heróicamente nos empezamos a impacientar, y más cuando los trenes rumanos tienen fama de ser extremadamente puntuales, así que al cabo de un rato anuncian algo por megafonía en un perfecto rumano que hace que no me entere de nada y de la poca gente que hay allí esperando nadie habla inglés, así que le pregunto a un trabajador y me dice que me dirija a las taquillas y allí me informarán. Me presento en la taquilla y una chica que habla inglés me informa que mi tren está cancelado porque se ha averiado a medio camino pero que me pueden cambiar mi billete sin coste alguno para el próximo tren con destino a Sibiu, el problema es que el siguiente es al cabo de 6 horas, a las 13h del mediodía!! Pero como voy a estar 6 horas esperando en la estación, alma de cántaro! Así que de momento no cambio el billete y exploro otras alternativas, como es el bus, blablacar y otro tipo de transporte que me lleve a Sibiu, a escasamente dos horas y media de Brasov. Después de rastrear y explorar todas las alternativas mi gozo en un pozo, ya que existe otro bus (minivan) para Brasov que sale también a las 13h, y un taxista se ofrece llevarme por 50 €, así que me niego y cambio de planes, cambio mi billete de tren por el de las 13h (así no tengo que pagar el trayecto de bus y voy más ancho), le pido a la taquillera si me hace el favor de guardarme mi mochila por unas horas y así me ahorro de llevarla a cuestas y me cojo de nuevo un bus para el centro de la ciudad, mi idea es volver a mi alojamiento y meterme en la cama hasta la hora del check out pero cuando llego a la Piata Sfatului me lio la manta a la cabeza y a las 08:30h de la mañana me voy a visitar el mirador de la Torre Blanca (Turnul Alb) mientras disfruto viendo amanecer la ciudad, ya que ayer la lluvia me impidió hacer la visita.










Ahora si que me despido definitivamente de Brasov y me vuelvo en bus a la estación, allí veo que está a punto de partir una minivan con destino a Prejmer, y como todavia tengo algunas horas por delante no dudo en subirme y me voy hacia allí para visitar uno de los cerca de 200 pueblos que cuentan con iglesias fortificadas que fueron contruidas por los colones alemanes para defenderse de las invasiones tártaras y otomanas. La que me pilla más cerca es la Iglesia de Prejmer (apenas 18 kms de Brasov) y la Iglesia de Harman, pero ambas no tengo tiempo de visitarlas en solamente una mañana. 









El tiempo me ha dado una tregua y ha respetado mi visita, por fin tengo algo de suerte después de como ha empezado mi día hoy, ahora toca volver para Brasov con tiempo porque no quiero arriesgarme a perder mi tren, así que como no tengo idea de horarios de buses ni nada le pregunto a un chico que hay por allí con su pareja y me dice que tampoco tiene ni idea pero que ellos tienen coche y en breve van para Brasov y se ofrecen a llevarme, así que acepto encantado y en media hora ya estamos de nuevo en Brasov, le intento pagar el viaje pero me lo rechazan así que se lo agradezco efusivamente y me voy de nuevo caminando para la estación, donde todavia falta escasamente una hora para que salga mi tren mientras aprovecho para tomarme algo calentito en el mismo tenderete de esta mañana, recuperar mi equipaje y relajarme un poco después de una mañana tan intensa y esperando no tener más sobresaltos.



Ahora por fin puntual llega mi tren para Sibiu, sin tiempo que perder y con un retraso de 6 horas abandono Brasov, una ciudad que me ha gustado mucho pero que necesitaba abandonarla ya y ahora intentar recuperar todas las visitas en Sibiu, ya que mañana a mediodía cambio nuevamente de destino. A las 15:30h llegamos a Sibiu sin ningún contratiempo, mi alojamiento se encuentra apenas a 10 minutos caminando de la estación en pleno centro de la ciudad, en la Piata Mare. Se trata de un pub típico inglés donde se hace el check in y justo encima están los mini apartamentos, es muy tranquilo porque está todo insonorizado y disponen de una pequeña cocina, aunque lo mejor de todo es la extrema amabilidad de los propietarios que hacen que te sientan muy agusto en todo momento. Además justo enfrente del alojamiento disponemos de un supermercado Carrefour abierto las 24 horas del día, así que todo son facilidades y ha sido todo un acierto alojarse aquí.

Sin tiempo que perder y antes de que empiece a llover fuerte me dispongo a visitar la ciudad y aprovechar la tarde, y ya os puedo adelantar que me quedé completamente enamorado de esta ciudad porque es muy diferente al resto de ciudades rumanas, ya que Sibiu fue fundada por comerciantes sajones (actual Alemania) en el S. XII y siempre ha sido una ciudad muy próspera económicamente, así que solamente debo caminar unos metros desde mi alojamiento para pisar la maravillosa Piata Mare (Plaza Grande) en pleno corazón de la ciudad medieval amurallada. Toda la zona es peatonal y en ella podemos encontrar maravillosos edificios como la Torre del Ayuntamiento, el Palacio Brukenthal o la Casa Haller, aparte de bonitos restaurantes e incluso la Oficina de Turismo, dónde la atención y la amabilidad de su personal es exquisita. Aunque si hay algo que destaque en la Piata Mare y en Sibiu en general es su maravillosa arquitectura con sus tejados y buhardillas en forma de ojos que hace que uno se sienta observado en todo momento, así que Sibiu debería ser una parada obligatoria en cualquier ruta por Transilvania y que yo voy a intentar exprimir cada uno de sus rincones a pesar del mal tiempo.








Una de las principales avenidas de Sibiu es la Strada Nicolae, una calle repleta de cafés, comercios y restaurantes que resulta muy agradable recorrer, aunque es cierto que a estas horas y con la amenaza de lluvia no está muy animada que digamos pero igualmente resulta muy cómoda recorrerla.






Son cerca de las 17h y aprovecho esta hora un poco tan rara para comprarme un rico bocata en una de las franquícias de Luca que ya tuve la suerte de probar el primer día a mi llegada a Bucarest, pero con tanto ajetreo e imprevistos de esta mañana apenas he comido nada y tampoco es plan de meterme en un restaurante a cenar a las 17h de la tarde (aunque he visto a gente cenando a estas horas), así que por unos 8 RON (menos de 2€) engaño a mi estómago con un bocata y después a la noche ya cenaré en condiciones. Mi siguiente visita será pasear hasta el próximo Parque Cetatii ya que aquí se encuentran los restos del antiguo foso de las murallas y las torres defensivas de la Edad Media, destacando su gran estado de conservación, sobretodo la Torre de los Carpinteros.







Quedan pocas horas de luz y amenaza bastante lluvia, así que en un corto paseo me dirijo hacia una de las visitas imprescindibles de Sibiu como es la Catedral Ortodoxa Sfânta Treime (Catedral Metropolitana Ortodoxa de la Santa Trinidad) construida en el S. XX y de estilo neobizantino, donde su interior nos recuerda mucho a la Iglesia de Santa Sofía de Estambul, tratándose de la segunda catedral más grande de toda Rumanía. Como suele ser normal en todas las catedrales ortodoxas su acceso es gratuito y su horario es de 09h a 18h, y no hace falta recordad que hay que mostrar todo el respeto posible para visitarla, sobretodo en la vestimenta. Como es tradición en mis visitas, aprovecho para encender unas velas, mostrar agradecimiento y pedir unos deseos aunque no soy muy devoto.











Cuando finalizo mi visita veo que está lloviendo bastante así que intento refugiarme como puedo hasta llegar a mi alojamiento pero me es prácticamente imposible porque cada dos pasos quiero parar a hacer fotos pero la tarde está imposible para entretenerme, así que es un buen momento para meterme en una cafetería y tomarme algo caliente mientras mis pies descansan un rato y espero impaciente que deje de llover, pero como ese momento no llega decido dar por finalizadas mis visitas por hoy muy a mi pesar y me voy como puedo hasta mi alojamiento.









El pub de mi alojamiento tiene que ser un lugar de éxito y de encuentro entre los jóvenes rumanos porque está todo petado de gente y no para de llegar gente y más hoy que es sábado por la noche, así que con noche cerrada me subo a mi apartamento compartido y por fin conozco a mi compañeros que están en la cocina empezando a preparar la cena, se trata de un chico polaco, una chica sueca y otra alemana, así que no dudan en invitarme a unirme con ellos para cenar, y como ya lo tienen todo comprado y no quieren que les pague nada y a mi no me gusta ir de gorra por la vida decido bajar un momento al Carrefour 24h que tengo enfrente del alojamiento y compro un par de botellas de vino, unas latas de cerveza y algo para hacer un pica pica, así que cuando vuelvo a subir mis compañeros ya han cocinado pasta a la boloñesa, preparo un pica pica y pasamos una maravillosa velada los cuatro desconocidos juntos cenando mientras hablamos de viajes y de nuestros respectivos países. A medianoche a los chicos les apetece bajarse un rato al pub a tomarse unas birras y escuchar música pero yo estoy ko, ya que estoy levantado desde las 5h de la mañana y he tenido un día complicado y de imprevistos, así que me ofrezco a recoger yo la cocina y fregar todo mientras ellos se van y yo meterme en la cama a descansar un rato, ya que si mañana mejora el tiempo me gustaría madrugar para finalizar mis visitas antes de partir para Sighisoara.

DÍA 5.- SIBIU - SIGHISOARA

A las 06:30h de la mañana me he despertado y lo primero que he hecho ha sido asomarme por la ventana para ver si llovía, parece ser que alguien ha escuchado mis plegarias porque el tiempo me ha dado una tregua aunque el móvil me dice que hay previsión de lluvia de nuevo sobre las 11h de la mañana, así que sin hacer ruido para no despertar a mis compañeros dejo mi equipaje recogido y preparado para antes de hacer el check out volver a por él y a las 07h de la mañana ya estoy saliendo por la puerta para aprovechar estas 4 horas que tengo para acabar mis visitas, hoy es domingo y hace frio a estas horas y no se ve ni un alma por la calle, excepto a un guiri español que parece perdido con cara de sueño. Mi primera visita será de nuevo a la Piata Mare y la Piata Mica (Plaza Pequeña), totalmente solitaria y silenciosa a estas horas, donde aprovecho para recorrerla tranquilamente y fotografiar todos sus rincones ya que en un rato estará llena de terrazas de restaurantes y un pequeño mercado medieval que estropeará bastante las fotos, así que me entretengo fotografiando cada rincón de la ciudad.















Apenas a unos metros de distancia se encuentra otro de los emblemas de la ciudad de Sibiu, el Podul Minciunilor (Puente de las Mentiras) que data del año 1859 y fue el primer puente que se construyó de hierro forjado de toda Rumanía, todo un hito en su tiempo, y que servía para conectar la Piata Mica de la Piata Huet. Dice la leyenda que todo aquél que diga alguna mentira y cruce el puente, éste hará unos ruidos extraños como si fuera a derrumbarse, por suerte yo no tuve ningún problema al cruzarlo, así que ha sido todo un acierto madrugar para visitar toda esta zona en solitario y poder disfrutarlo en soledad.













Dejo el Puente de las Mentiras por un rato y sigo recorriendo la ciudad, a pocos metros llegamos a la Piata Huet donde encontraremos pequeñas galerías de arte y coquetas cafeterías, aunque lo más destacado es la Biserica Evanghelicâ Alboroto Sibiu (Catedral Luterana de Sibiu) una imponente iglesia gótica que data del S. XIV y cuya torre del campanario mide prácticamente 74 metros. Se puede visitar su interior por un precio de 10 RON, pero yo no lo hice por estar cerrada.




A pocos metros y tomando la calle Turnului podemos llegar a la ciudad baja de Sibiu (Orasul de Jos), esta zona carece de monumentos destacables pero en cambio podemos ver el día a día de su gente ya que esta parte de la ciudad no es turística, así que es bonita recorrerla y apreciar la arquitectura de sus casas ya que esta parte no ha sido rehabilitada. Es una de las tres puertas de acceso a la zona amurallada de Sibiu.






La ciudad empieza a despertarse y ya se ven las primeras personas por las calles, ha sido todo un acierto madrugar porque ha sido una gozada recorrer sus calles en solitario, así que paseando tranquilamente llego de nuevo a la Piata Mare con la misión de encontrar alguna cafetería abierta para poder desayunar, aunque tiene pinta que hoy domingo abren todo algo más tarde, así que me voy de nuevo a la zona amurallada que estuve visitando ayer por la tarde para visitarla con más calma y sin lluvia mientras encuentro algún sitio para desayunar antes de volver a mi alojamiento.














Como todo esta zona continúa muy solitaria y no encuentro nada para desayunar me vuelvo de nuevo a la Piata Mare y allí mismo enlazo con la Strada Nicolae, la calle más comercial y peatonal de Sibiu donde por fin encuentro un par de cafeterías abiertas y puedo aprovechar para desayunar decentemente, ya que con la tontería son más de las 10h de la mañana y todavia no me he llevado nada caliente al cuerpo y en un par de horas debo tomar un tren para trasladarme a Sighisoara.








Después de desayunar me voy paseando por el cercano Parcul Astra, un romanso de paz y con unos bonitos edificios pero que pronto la tranquilidad se ve empañada con las primeras gotas de lluvia, así que cambio de planes y aligero el paso hasta llegar de nuevo a la Catedral de la Santísima Trinidad que estuve visitando ayer por la tarde aunque hoy no voy a poder visitarla porque se está celebrando una misa ortodoxa de Semana Santa y la iglesia está hasta los topes de feligreses y devotos y apenas cabe alguien más, así que me quedo un rato para vivir la experiencia de una misa ortodoxa en plena Semana Santa y que ya tuve la suerte de vivirla en otros países balcánicos como Bulgaria, Grecia o Macedonia del Norte.







De nuevo me encuentro en la Piata Mare y por ende al lado de mi alojamiento, donde estoy a punto de recoger mi equipaje y hacer el check out pero todavia tengo tiempo de hacer una última visita que será a la Turnul Sfatului o Torre del Ayuntamiento, donde se puede subir arriba del todo a través de unas estrechas escaleras de caracol y desde donde se obtienen unas maravillosas vistas de la Piata Mare y la Piata Mica, de sus casas tradicionales con ojos y de toda la zona medieval. La visita se puede realizar cada día de 10h a 18h y su precio es de solamente 2 RON, una visita imprescindible si te encuentras en Sibiu.




Finalizada mi visita me voy para mi alojamiento, recupero mi equipaje, hago el check out y me despido de mis compañeros de habitación que están desayunando plácidamente y me voy caminando tranquilamente hacia la estación de trenes que la tengo a unos 10 minutos caminando donde mi tren con destino Sighisoara saldrá en unos 40 minutos pero tengo la ventaja que ya tengo mi billete comprado y no tengo que perder tiempo, así que me dirijo de nuevo a la Piata Mica donde han instalado un pequeño mercado medieval con venta de souvenirs, recorro por última vez el Puente de las Mentiras y me despido definitivamente de la ciudad de Sibiu, la ciudad más bonita que he conocido durante mi viaje por Rumanía y de la cual no me hubiera importado pasar más tiempo pero el viaje continúa, por el camino a la estación ya empiezan a caer las primeras gotas y cuando llego empieza a caer el gran diluvio universal, así que la suerte que no tuve ayer la he tenido hoy ya que el tiempo me ha respetado para poder hacer las visitas durante la mañana.

Me dirijo para el andén y el tren ya está allí estacionado, es un tren bastante viejo y cutre pero para un trayecto de un par de horas no hay problema, además va medio vacio y a pesar de la lluvia los paisajes a través de la ventana son espectaculares.




Pasadas las 14:30h llegamos a Sighisoara sin ningún contratiempo, para bajar del tren hay que abrir las puertas manualmente casi con el tren en marcha y para cruzar la vias hay que caminar por unos tablones de madera muy estrechos porque la estación está totalmente levantada y en obras, allí no hay personal ni señalización alguna y el mero hecho de llegar a la puerta de la estación se ha convertido en un deporte de extremo riesgo, como en Sighisoara solamente nos bajamos una chica holandesa y yo tengo que ayudarle para que no se caiga hasta que llegamos a la puerta principal de la estación.


Una vez nos despedimos toca llegar hasta la Ciudadela de Sighisoara, se puede llegar en taxi, en un bus que sale prácticamente cada hora o bien dar un pequeño paseo de unos 15 minutos, que va a ser mi opción y así por el camino puedo visitar la Iglesia Ortodoxa de la Santísima Trinidad, de estilo neo bizantino y que data del S. XX, que se encuentra justo al lado del rio Tarnava.







Después de un corto paseo finalmente llego a la Piata Cetatii, en pleno centro del casco histórico de Sighisoara, donde tengo mi alojamiento y después de estar en contacto con la dueña por correo que me facilita los códigos para abrir las puertas del alojamiento llego a mi habitación, dejo mi equipaje y me voy a explorar la ciudad antes de que se ponga a llover y se haga de noche, aunque el camino que me ha traido hasta aquí ya he podido ver unas pinceladas de lo bonita que es esta ciudad pero nunca pensaría que en apenas 3 horas te la puedes recorrer de punta a punta, así que me va a sobrar mucho tiempo. 










Mi primera visita será a la cercana Scara Scolarilor (Escalera de los Eruditos), una enorme escalera recubierta de madera que nos lleva hasta la colina de Sighisoara, donde podemos encontrar la Biserica Sf. Nicolae, el instituto Liceo Joseph Haltrich o el cementerio de Hill Church, visitas que tengo que hacer bajo una pequeña lluvia. Gracias a estas escaleras cubiertas los más jóvenes pueden llegar a lo alto del colegio sin mojarse en los duros inviernos que hay en Rumanía, sobretodo por la nieve que suele caer en el país.
















Lo mejor para conocer la bonita ciudad medieval de Sighisoara es perderse por sus calles sin seguir un itinerario en concreto ni dejarse guiar por un mapa, ya que es muy fácil ubicarse y no tiene pérdida alguna, el problema es que es tan pequeño que en unas horas ya te la has terminado, así que es muy recomendable recorrer sus coloridas y empedradas calles como la Piata Cetatuii, la Strada Templarilor o visitar la Turnul Cu Ceas (Torre del Reloj).























Después de toda la tarde recorriendo las bonitas calles de Sighisoara y con las primera luces tenues de las farolas doy por finalizada mis visitas en la ciudad, ha sido una visita corta pero muy intensa, así que voy en busca de algún lugar para cenar pero al ser hoy domingo las opciones son muy reducidas, así que finalmente acabo en el que quizás sea el restaurante más turístico de toda la ciudad, el Restaurant Casa Vlad Dracul, ubicado al lado de mi alojamiento, con un servicio bueno, una comida aceptable y un precio totalmente para turistas, así que solamente lo recomendaría si no hay otras opciones abiertas para cenar como ha sido mi caso. En la parte de arriba del restaurante tienen una pequeña atracción para los turistas con todo lo relacionado con Drácula, que personalmente pienso que no vale la pena.




Después de cenar vuelta al alojamiento mientras voy paseando un rato para bajar la cena y ver la ciudad iluminada mientras hago algunas fotos rápidas porque está chispeando y de cada vez llueve más fuerte, al llegar al hostel estoy un rato hablando con la dueña que todavia no la había saludado desde que llegué y después de dejar preparado mi equipaje para mañana me voy a descansar, ya que fuera está todo solitario y ahora está empezando a diluviar con ganas.



Mañana toca de nuevo madrugar para coger el tren hacia Bucarest a las 09:15h de la mañana, poniendo así fin a la intensa ruta por Transilvania pero todavia falta agotar mi última etapa por la capital rumana, que será igual de intensa que todo estos días que llevo recorriendo el país.

DÍA 6.- SIGHISOARA - BUCAREST

A las 07:00h de la mañana me he levantado después de una noche donde por fin he podido descansar plácidamente, he dejado todo mi equipaje recogido y me he bajado a desayunar tranquilamente ya que mi tren hacia Bucarest no parte hasta las 09:15h de la mañana y me espera un largo trayecto, así que estoy en el alojamiento hasta una hora antes mientras aprovecho para despedirme de Sighisoara y sus silenciosas calles mientras voy caminando hasta la estación de trenes en un corto paseo de 10 minutos muy agradables a pesar de estar chispeando y hacer frio.












Una vez en la estación veo que ya hay algunas personas esperando, por suerte yo ya tengo mi billete comprado anticipadamente, ahora toca adivinar en qué sentido y por qué via llegará nuestro tren hacia Bucarest porque aquí la información brilla por su ausencia y es todo un gran despelote ya que no hay personal de estación, ni andenes donde esperar porque está todo levantado por obras y ni siquiera un panel que te indique nada, así que guiándonos por la puntualidad rumana en los trenes llega uno y allá que nos vamos todos para allí, nos subimos como podemos (en momentos como éste se agradece el hecho de viajar con poco equipaje como es mi caso) y me voy en busca de mi asiento reservado, donde me espera un trayecto de unas 6 horas llegando a Bucarest sobre las 15h de la tarde, tiempo que aprovecho para tomar notas del viaje, organizar la ruta de esta tarde y mañana por la capital rumana y también para leer un rato, así que el trayecto se me hace ameno y se me pasa relativamente rápido aunque el tren es lento y no hace excesivas paradas.

Finalmente llegamos a Bucarest a la hora prevista, el viaje ha sido bastante cómodo a pesar de las horas de trayecto pero la última hora ha sido espectacular gracias a las vistas desde la ventana del tren a los impresionantes paisajes de los Cárpatos y al Monte Bucegi. La estación de Bucarest es la Gara de Nord, así que para llegar de nuevo a mi alojamiento debo tomar el metro y tras un breve transbordo en apenas 20 minutos ya estoy de nuevo en el mismo alojamiento de mi llegada a Rumanía, hago el check in y sin tiempo que perder y aprovechando que de momento no llueve me voy hacia la Piata Unirii, probablemente el centro neurálgico de la ciudad de Bucarest e imperdible gracias a sus fuentes donde cada noche hacen un pequeño espectáculo de luces con los chorros del agua.








La razón principal para llegar hasta la Piata Unirii no es para ver el espectáculo de las fuentes, sino para tomar la calle Bulevardul Unirii que me tiene que llevar hasta el Parlamento de Bucarest, antiguamente conocida como la Casa del Pueblo, probablemente el edificio más impresionante de Bucarest y el segundo edificio civil más grande del mundo solamente por detrás del Pentágono de Estados Unidos, todo un derroche de caprichos y lujos del antiguo dictador Ceaucescu y su mujer Elena, donde mandaron derribar y movilizar miles de edificios e iglesias para hacer realidad los delirios de grandeza del dictador, sin importarle nada su gente.








Existen dos maneras de visitar el interior del Parlamento de Bucarest, la más fácil es contratar un tour organizado por internet con alguna empresa conocida (no les voy a hacer publicidad), el problema es que no cada día hay tours disponibles y requiere reservarlo con algo de anticipación. La otra opción es reservarlo directamente por teléfono el día anterior a tu visita, simplemente hay que llamar al teléfono +40 733.558.102 o a este otro +40 733.558.103, os atenderán en inglés y simplemente hay que dejar tus datos y presentarse 30 minutos antes de empezar el tour.

Yo reservé el día anterior cuando llamé directamente por teléfono y pude escoger el último tour del día que es a las 17h de la tarde, podría haber reservado para mañana por la mañana para hacer el tour tranquilamente pero no quería arriesgarme porque es el día que debo volver a casa, así que aquí estoy esperando mi turno, me han pedido mi DNI o cualquier otro tipo de identificación que se quedarán en custodia durante la visita y al finalizar te lo devuelven y he pagado el tour, que son 60 RON, aproximadamente 12 € y solamente se puede pagar en efectivo.

El tour dura aproximadamente hora y media y solamente se hace en dos idiomas, rumano o inglés, y en él te van explicando un poco la historia del lugar y las locuras del dictador y su esposa, se visitan una veintena de estancias porque para visitar todas las habitaciones se necesitarían años, así que bajo mi punto de vista la visita es totalmente recomendable si vas a visitar Bucarest y te interesa la historia contemporánea.

 






Finalizada la visita y antes de que caiga definitivamente la tarde me voy a mi siguiente destino, la Catedrala Patriarhalâ (Catedral Patriarcal de Bucarest) ubicada en la cima de la colina de la Metrópolis, apenas a 10 minutos caminando del Parlamento de Bucarest siguiendo la Aleea Dealul Mitropoliei, se trata del templo ortodoxo más importante de Rumanía y sede del Patriarcado de la Iglesia Ortodoxa de Rumanía, máxima representación eclesiática del país. En el momento de mi visita se está realizando una misa en su interior (estamos en la víspera de la Semana Santa) aunque eso no impide que pueda visitarla por dentro, la que posiblemente sea la visita que más me ha gustado de toda Bucarest, porque es realmente bonita y de una belleza fuera de lo común.












Después de disfrutar de esta bonita visita llego en apenas unos minutos de nuevo a la Piata Unirii, me detengo un rato a contemplar sus decadentes edificios de la época comunista que parece que se van a derrumbar en cualquier momento y de aquí enfilo la Strada Radu Vodâ donde apenas a 900 metros y a orillas del rio Dâmbovita se encuentra mi última visita del día, la maravillosa Mânâstirea Radu Vodâ, otra de las iglesias ortodoxas más bonitas de toda Rumanía, donde se encuentran las reliquias de San Nectarios de Aegina y centro de peregrinaje de la población local gracias a los poderes curativos de éste.

















Doy por finalizadas mis visitas por el día de hoy después del atracón de iglesias y monasterios que llevo esta tarde, solamente en Bucarest hay cerca de un centenar de iglesias diferentes y se necesitarían semanas para poder visitar todas, así que yo me conformo con visitar algunas que considero importantes. Me dirijo de nuevo a la Piata Unirii y de allí a la zona de Lipscani en busca de algún lugar para cenar, a estas horas hay mucho ambiente a pesar de ser un día laborable y todos los locales están llenos de turistas y de fiesteros en busca de marcha y vicio en locales de striptease en pleno centro histórico, así que como no me va este ambiente me retiro a la zona de mi alojamiento que está a dos minutos caminando para acabar en un local de kebabs que ya tenía fichado del día que llegué.



Mi última cena en Rumanía no ha estado nada mal, no ha sido nada pretenciosa pero de vez en cuando me gusta cenar este tipo de comidas cuando estoy de viaje, así que por 35 RON he quedado bastante satisfecho, ahora toca ir al supermercado a por agua para esta noche y camino del hostel a ducharme, hacer el equipaje de nuevo y descansar que ya es bastante tarde y noche cerrada y mañana toca madrugar por última vez para aprovechar bien la mañana ya que a primera hora de la tarde tengo el vuelo de vuelta para casa.

DÍA 7.- BUCAREST - BARCELONA

Después de toda la noche lloviendo, a las 08:00h de la mañana dejo mi equipaje en recepción y me voy a terminar de visitar la capital rumana hasta más o menos las 13h del mediodía, momento que tendré que empezar a ir hacia el aeropuerto para tomar el vuelo de vuelta a casa. La previsión del tiempo es que sobre las 10h de la mañana empiece a llover, así que no quiero perder mucho tiempo y exprimir las pocas horas que me quedan en Rumanía. Mi primera visita será de nuevo a la zona de Lipscani, ahora totalmente desierta y solitaria a estas horas de la mañana y en pleno contraste a lo vivido a última hora de la tarde de ayer. Deámbulando tranquilamente por Lipscani llego de nuevo a la joya de la zona, el maravilloso Monasterio de Stavropoleos, que no dudo en volver a visitar.



Dejo atrás momentáneamente la zona de Lipscani para dirigirme a la Calea Victoriei, una de las arterias más importantes de Bucarest, llena de tiendas de lujo y de restaurantes, donde hay diferentes puntos de interés para visitar por el camino, así que el primero que nos encontraremos será el Pasajul Macca-Vilacrosse, que es la unión de dos calles (Lipscani y Victoriei) bajo una cubierta de hierro y vidrio en forma de U, y el interior está llena de cafeterías y restaurantes, una zona muy curiosa para pasear, y es que no hay que olvidar que a Bucarest se le conocía antaño como la París del Este debido a la obsesión de construir grandes avenidas y edificios igual que a los de la capital francesa, incluso un Arco del Triunfo que visitaremos más tarde, aunque actualmente poco queda de ese glamour francés.



Sigo recorriendo la Calea Victoriei, paso por delante del Hotel Capitol que en su momento fue uno de los mejores de Bucarest y que ahora es una sombra de lo que fue en su día hasta que llego a uno de los edificios más bonitos de la zona, el Teatrul Odeon, con el inconfundible busto de Atatürk delante del mismo.





Justo al lado nos encontramos el Pasajul Victoriei, uno de los lugares más instagrameables de toda Rumanía y que ya pude visitar el día de mi llegada a Rumanía antes de partir a hacer ruta por Transilvania, se trata de una pequeña calle escondida en un pasaje lleno de paraguas de colores colgando desde arriba, la verdad es que es bastante fotogénito para después subir las fotos a las redes sociales.




Después de recrearme un rato haciendo fotos en este curioso lugar me voy a mi siguiente visita, la Iglesia Kretzulescu, ubicada en plena Calea Victoriei y al lado del antiguo Palacio Real, se trata de una pequeña iglesia ortodoxa de fachada de ladrillo que ha sobrevivido a varios terremotos y a un intento de demolición por parte del régimen comunista aunque finalmente ha sobrevivido a todas estas adversidades. Su interior es muy bonito con unos frescos y un iconostasio muy bien conservado.


Justo enfrente se encuentra la Piata Revolutiei (Plaza de la Revolución) que ya pude visitar el día de mi llegada a Bucarest, así que hoy la puedo volver a visitar más tranquilamente. Lo primero que sorprende son los edificios gubernamentales donde Ceaucescu daba sus discursos a la población desde el balcón, y del cual sorprendentemente en noviembre del 89 dio su último discurso ante una población sumida en la extrema pobreza y cansada de pagar impuestos para no obtener nada a cambio, así que unos días antes la gente ya empezó a salir a mostrar su descontento y protestar por las calles de Timisoara y después se fueron añadiendo más ciudades, entre ellas Bucarest, donde el dictador Ceaucescu y su mujer Elena tuvieron que huir en helicóptero hacia la ciudad de Targoviste, donde fueron detenidos horas después, estuvieron presos unas semanas hasta que les condenaron a pena de muerte después de un juicio rápido y el 25 de diciembre del 89 fueron fusilados, dando por finalizada la etapa más oscura de la historia de Rumanía. Hoy en día el edificio del Partido Comunista donde el dictador daba sus discursos es el Ministerio del Interior, y en medio de la plaza hay una columna conmemorativa en homenaje a todos los mártires que perdieron la vida durante la Revolución del 89, aunque si uno no va un poco informado puede pasar inadvertido porque no hay nada señalizado.




Dejando de lado este lugar tan oscuro y triste de nuestra historia contemporánea, a unos metros llegamos a la Biblioteca Central de la Universidad de Bucarest, con su famosa estatua ecuestre de Carol I, personalmente uno de los edificios más bonitos de la ciudad de Bucarest aunque esta vez no me voy a recrear mucho porque ya lo hice el día de mi llegada, así que solamente debo caminar unos metros más para llegar a otro de los highlights de la ciudad, el maravilloso Ateneo Rumano, aunque esta vez no voy a poder visitarlo por dentro porque me lo encuentro cerrado.










Sigo callejeando sin rumbo fijo, hago un alto en el camino para desayunar y al terminar viendo lo feo que se está poniendo el día que en cualquier momento va a descargar una buena tormenta de agua decido tomar el metro en Piata Romana y bajarme dos estaciones después en Aviatorilor (así me ahorro de caminar casi 5 kms) y así poder visitar uno de los últimos imprescindibles de Bucarest, su Arcul de Triumf (Arco del Triunfo), construido en el año 1936 siendo prácticamente una copia de su homónima parisina, dejando clara la obsesión por convertir Bucarest en la París del Este, como fue conocida en su momento. El problema al llegar a la estación Aviatorilor es que ha empezado a llover con ganas y está diluviando sin parar, son pasadas las 11h de la mañana y para llegar hasta el Arco del Triunfo desde la estación de metro hay que caminar apenas 5 minutos pero de la manera que llueve es imposible salir así y apenas tengo tiempo porque debo volver al centro de la ciudad, comer y pasar por mi hostel a recoger mi equipaje antes de irme hacia el aeropuerto, así que después de esperar un poco dentro de la estación a que deje de llover un poco decido hacer de tripas corazón y me voy hacia allí bajo la intensa lluvia, hago algunas fotos rápidas y me vuelvo a la estación de metro recorriendo el Parque Herâstrâu, un auténtico pulmón verde de la ciudad que me hubiera gustado recorrer con más tiempo y mejores condiciones climatológicas.





Poco a poco parece que va amainando la tormenta y ya no llueve tanto, cojo de nuevo el metro y esta vez me bajo en la siguiente parada, Piata Unirii, ya que justo al lado se encuentra la zona de Lipscani y en concreto una zona que todavia no he visitado como es Curtea Veche (Corte Vieja), la zona medieval que se ubicaba en lo alto de una colina rodeada por el rio Dambovita mandada a construir por Vlad Tepes, príncipe de Valaquia, pero tras el incendio del año 1718 el centro histórico quedó reducido a cenizas y la Corte Vieja fue ubicada fuera de la zona medieval. Hoy en día no es posible visitar apenas nada porque están en obras y reformas sin fecha prevista de apertura, aún así podemos visitar la maravillosa Biserica Sfântul Anton, la iglesia ortodoxa más antigua de Bucarest, aunque en estos momentos hay una larga cola de feligreses esperando para entrar a rezar y es un poco estresante visitar su interior con un mínimo de tranquilidad.




Voy finalizando las visitas y ya va siendo hora de comer antes de que se me haga más tarde, en principio quería repetir restaurante y comer de nuevo en el Caru Cu´Bere pero justo enfrente de la Iglesia Sfântul Anton se encuentra otro de los restaurantes más recomendados de Bucarest, el Hanu´Lui Manuc, así que decido probar de comer en su interior porque en el maravilloso patio que disponen está imposible comer con el día de perros que hace, así que a grandes rasgos puedo decir que este restaurante cumple todas las expectativas gastronómicas ya que la comida es de calidad, buenas raciones y un servicio inmejorable, además el precio es muy similar a los demás restaurantes de la zona así que personalmente lo recomiendo antes que el restaurante Caru Cu´Bere.



Terminado de comer toca ir despidiéndose de Bucarest e ir haciendo planes para llegar al aeropuerto con tiempo, aprovecho para comprar algún souvenir y gastar mis últimos leis en efectivo que dispongo y no puedo marcharme sin hacer de nuevo una última visita a la impresionante librería Cârturesti Carusel, uno de los lugares donde pasaría horas y horas disfrutando de todo su ambiente entre libros.









Sigue lloviendo y lamentablemente ya no me puedo entretener más así que me voy para mi hostel, recojo mi equipaje y me despido del amable personal y por el camino cambio de planes, mi primera intención era irme al aeropuerto en bus que tengo la parada aquí al lado del hostel pero al estar lloviendo seguramente se formen muchos atascos y no quiero perder el vuelo de vuelta a casa, así que finalmente me cojo el metro y dos paradas después estoy en la Gara de Nord, compro el ticket para el aeropuerto en las máquinas expendedoras (4,70 RON, menos de 1€) y con el dinero que tenía previsto para la compra del ticket del bus me compro un bocata en el Luca para merendar cuando llegue a Barcelona, así que espero que llegue el tren bajo un manto de agua de todo lo que llueve y poco después ya estoy subido en el tren en un viaje cómodo, solamente hace una parada y el trayecto es de apenas 40 minutos, donde te deja enfrente de la terminal pero no llegas a mojarte porque está todo tapado y cubierto, así que recomiendo más desplazarse en tren que no en autobus para llegar del aeropuerto a la ciudad o viceversa. El aeropuerto de Bucarest no es excesivamente grande, así que los controles fueron bastante rápido pero apenas hay asientos para sentarse mientras esperas para embarcar a tu vuelo, así que recomiendo no presentarse en el aeropuerto con demasiada antelación. Después de comprobar como está diluviando uno piensa que vamos a salir con retraso o posiblemente nos cancelen el vuelo, pero sorprendentemente ni una cosa ni la otra, salimos puntuales y sin ningún problema, así que felicidades a Wizzair y más cuando unos meses antes me habían cancelado un vuelo en mi viaje a Albania.


Llegamos a Barcelona puntuales y sin nigún incidente más allá de algunas turbulencias como es normal con estas condiciones meteorológicas adversas, ha sido un viaje estupendo a un destino que me ha gustado más de lo que me esperaba pero que me ha sabido a poco, y eso que iba con las expectativas altas, pero excepto los momentos de lluvia que han sido un poco incómodos el resto lo he disfrutado mucho, la pena ha sido de no disponer de más días para recorrer las zonas de Maramures y Bucovina, así que estoy seguro que tarde o temprano volveré de nuevo a Rumanía para seguir conociendo este maravilloso país.

Hasta pronto, Rumanía!!


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