10 de febrero de 2018

VILNIUS














Puerta de entrada o salida para visitar las Repúblicas Bálticas, la capital de Lituania es un destino perfecto para recorrerla a pie y sin prisas a través de sus calles adoquinadas y por el mayor casco antiguo barroco de toda Europa Oriental y Central declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Es con diferencia la ciudad más interesante y económica de los Bálticos, llena de rincones con mucha historia a través de su antiguo guetto judío y de cientos de iglesias de arquitectura barroca, que hacen de esta desconocida capital europea un destino perfecto para una escapada.


FICHA TÉCNICA DEL VIAJE

FECHA: Abril 2.017

DÍAS: 3

DOCUMENTACIÓN NECESARIA

DNI

Pasaporte con mínimo 6 meses de validez, aunque para ciudadanos de la Unión Europea no hace falta.

OTROS DATOS DE INTERÉS

IDIOMA: Se habla el lituano puro y duro, y al no ser un destino muy turístico, es díficil que sus habitantes hablen inglés, excepto los más jóvenes.

MONEDA: Desde enero de 2.015 la moneda oficial es el Euro, abreviado €, dejando atrás la antigua moneda lituana, las Litas.

TARJETAS: Se puede pagar con tarjetas de crédito en casi cualquier lugar, ya que esta modalidad está muy extendida a lo largo del país, excepto en pequeños mercados o tiendas de comestibles. Se recomienda llevar algo de dinero en efectivo para evitar estas situaciones.

GUIA DE VIAJE: Mi guia como siempre será la Lonely Planet de las Repúblicas Bálticas, bastante útil y con información bastante actualizada sobre el destino.

TELEFONO: Hay cobertura de teléfono en todo el país, y desde el verano pasado ha desaparecido el roaming por Europa, así que no debemos preocuparnos por desactivar nuestros datos del móvil.

INTERNET: Prácticamente en cualquier lugar hay sitios para conectarse y en la mayoría de alojamientos disponen de wifi gratuito. 

SEGURIDAD: País medianamente seguro a pesar de las "pintas" de mucha gente, aunque siempre hay que ir con precaución y con sentido común.

VACUNAS: No hay ninguna vacuna obligatoria.

ELECTRICIDAD: El voltaje es de 230 V y no hace falta adaptador para los enchufes.

DIFERENCIA HORARIA: +1 hora respecto a España.

RELIGIÓN: Mayoritariamente cristianos católicos, aunque hay un pequeño porcentaje de ortodoxos.

EL ITINERARIO DEL VIAJE

VILNIUS - UZUPIS - TRAKAI - VILNIUS



























Lituania tiene ciudades y parques naturales encantadores y muy recomendables para visitar, pero en mi caso al viajar en solitario, en esta época del año con mucho frio y de disponer de muy poco tiempo, debo prescindir de muchas visitas y centrarme solamente en la capital del país y una breve escapada a la cercana población de Trakai, dejando el resto del país para una futura ocasión.

PRESUPUESTO DEL VIAJE

DESGLOSE DEL PRESUPUESTO                                             IMPORTE

Bus Riga-Vilnius con Lux Travel (Ida)                                                           12,00 €

ALOJAMIENTO                                                                                    30,00 €

TRANSPORTE                                                                                                                     4,40 €

OTROS (COMIDAS, COMPRAS, GASTOS PERSONALES,..)                              48,20 €

Total Presupuesto por Persona                                                 94,60 €

MOVERSE POR LA CIUDAD


























La mejor forma de moverse por la ciudad es caminando tranquilamente sin necesidad de coger ningún transporte público, ya que todo lo más interesante de la ciudad se concentra en el casco antiguo o en la Avenida Gediminas, aunque hay algunas visitas que se encuentran un poco más alejadas o a las afueras de la ciudad y si no nos apetece caminar demasiado podemos movernos en transporte público, sobretodo en tranvía o autobuses urbanos, ya que la ciudad no dispone de metro.

Desconozco las diferentes opciones de tarjetas de transporte ni sus correspondientes precios, ya que todos mis trayectos y visitas por la ciudad las recorrí caminando y sin necesidad de coger ningún transporte público. Si necesitáis más información sobre cómo moverse en transporte público por la ciudad, podéis consultar la web de transportes de la ciudad y consultar precios y rutas.

TRANSPORTE A/DESDE AEROPUERTO



























El aeropuerto internacional de Vilna se encuentra a escasos 7 kms. de la ciudad y aunque es muy pequeño, es muy cómodo y moderno y es el aeropuerto más grande de todo Lituania. Como es de esperar al encontrarse a poca distancia de la ciudad, hay diferentes formas de llegar y todas tienen el denominador común que son muy rápidas y económicas, dependiendo del tiempo que tengamos, de nuestra comodidad y del dinero que nos queramos gastar, que son las siguientes:

Autobus: Personalmente es la mejor opción, ya que me encuentro alojado a escasos minutos caminando de la estación de autobuses de la ciudad, desde dónde salen unos buses pequeños tipo shuttles de la compañía TOKS, con una frecuencia de salidas de cada 20 minutos aproximadamente y su precio es solamente de 1 €, haciendo el trayecto en apenas 10 minutos, dependiendo del tráfico del momento. El bus te deja justo en la misma puerta de la terminal del aeropuerto, así que apenas hay que caminar. Una forma rápida, cómoda y muy económica de desplazarse hasta el aeropuerto de la ciudad.

Taxi: Esta opción sería la más cómoda para llegar al aeropuerto, y dependiendo de donde se encuentre vuestro alojamiento, quizás sería la más recomendable, ya que no vale la pena coger un taxi desde el centro de la ciudad hasta la estación de autobuses y después coger el bus hacia el aeropuerto, ya que los trayectos en taxi por la ciudad son muy baratos y llegar hasta el aeropuerto no debería valer más de 10 € en total, un precio asumible para cualquier tipo de viajero ya que el precio no es desorbitado.

ALOJAMIENTO DEL VIAJE




























Wallcity Hostel. Lituania es un país demasiado barato para cualquier bolsillo europeo, así que uno no tendrá problemas sobre dónde alojarse porque hay habitaciones de todas las categorias y de todos los precios posibles. En mi caso buscaba algo económico, bien ubicado y con buenas opiniones, así que no me resultó nada complicado decidirme por este alojamiento, ya que cumple de sobras las "3 B" (bueno, bonito y barato), por un precio de 10 € la noche. Actualmente el alojamiento ha cambiado de nombre después de una gran reforma de sus habitaciones y actualmente se llama Green Orange House.

El alojamiento está ubicado apenas a 5 minutos caminando de la estación de autobuses, genial para nuestra llegada y salida del país, está muy céntrico ya que se encuentra a dos minutos caminando de la Puerta de la Aurora, el centro de la ciudad, el Mercado Central y en una zona llena de comercios y restaurantes. Se trata de una casa particular de dos plantas, con 4 camas compartidas en cada habitación, con baño compartido en cada planta, con una gran cocina a disposición de sus huéspedes y con wifi incluido que la señal funciona perfectamente por toda la casa. A destacar la atención y amabilidad de su dueña, es muy hospitalaria y turísticamente te ayuda en todo lo que puede.

Reservé tres noches a través de la web de Booking, el alojamiento es muy correcto y Recomendable si no quieres gastar mucho dinero y le das prioridad a la ubicación, la comodidad y hospitalidad de su dueña; En cambio, si buscas algo más de intimidad o simplemente no compartir habitación con nadie más, este alojamiento no es el más adecuado. Yo en los tres días que estuve alojado aquí me sentí muy cómodo en todo momento, sobretodo por las noches cuando coincidiamos todos los huéspedes del alojamiento con la dueña y nos juntábamos hasta altas horas de la noche mientras conversábamos y haciamos tertulias acompañadas de cervezas y vino.

LO MEJOR DEL VIAJE

* Lo fácil que resulta recorrer a pie la ciudad y los lugares más turísticos, ya que en el mismo alojamiento o en la Oficina de Turismo de la ciudad ofrecen unos planos de la ciudad muy completos que es muy díficil que uno se pierda, además de poder recorrer la ciudad caminando sin necesidad de utilizar ningún transporte público.

* La rica e interesante historia del país, desde el Gran Ducado de Lituania hasta su reciente independencia de la antigua URSS, pasando por la invasión nazi durante la II GM y la creación del guetto judío en la ciudad de Vilna.

* A pesar de no ser un destino muy turístico y siempre a la sombra de sus vecinas Tallinn y Riga, personalmente ha sido mi destino favorito de las Repúblicas Bálticas con diferencia, la que atesora más historia y más patrimonio, y la más económica con diferencia de las tres, lo que la convierte en el destino perfecto para pasar un puente festivo o una escapada de tres días.

* A pesar de no encontrarnos en ninguna ciudad italiana, pasear sin prisas por sus calles es como visitar un museo al aire libre, gracias a sus plazas, iglesias barrocas y calles estrechas con mucha historia, así que lo mejor es olvidarse pronto del mapa y perderse sin rumbo a través de sus bonitas calles.

LO PEOR DEL VIAJE

* No disponer de más tiempo para visitar otras ciudades como Kaunas, meca para los amantes del baloncesto como soy yo, y poder presenciar un partido en directo ya sea de la Euroliga o de la liga lituana, y es que no hay que olvidar que el país ha dado a grandes jugadores como Chomicius, Kurtinaitis, Marciulionis, Sabonis y sobretodo nuestro ídolo culer, Sarunas Jasikevicius.

* Durante el mes de abril y al principio de la primavera el tiempo me ha respetado bastante, pero no ha sido suficiente ya que las temperaturas han estado muy bajas y con mucho frio, y a partir de la tarde-noche no me he salvado de las lluvias, aunque por suerte no me ha impedido ninguna visita planeada durante el día, y es que conviene mentalizarse que si vas a visitar algún país del Este de Europa fuera del verano, te tocará abrigarte y encontrarte días con todo tipo de temperaturas.

* La barrera del idioma esta vez ha sido un gran impedimento para poder relacionarme con las personas por el país, y es que aparte de algún chico universitario o de mi anfitriona del hostel, no he sido capaz de poder mantener una conversación mínima con nadie, ni con conductores de autobuses, ni taquilleros, ni vendedores en los mercados ni tan solo con la dependienta de la cafeteria donde iba a desayunar cada día. Ha sido una lástima porque estoy seguro que me he perdido muchas cosas a través de su gente, como ya me pasó en Polonia o en Rusia.

Y después de este breve resumen, os llevo a conocer por unos días la capital de Lituania, una ciudad que no enamora a simple vista pero que poco a poco te va atrapando hasta convertirse en una ciudad muy interesante!


DÍA 1.- RIGA - VILNA

El último destino de mi viaje me ha traido hasta Vilnius (Vilna en español), capital de Lituania, que a la postre ha resultado ser el país que más me ha sorprendido y más me ha gustado de todos los que forman las famosas Repúblicas Bálticas. Después de un trayecto de unas 4 horas aproximadamente desde Riga llegamos a Vilna, donde nos dejan en la estación de autobuses de la ciudad. Mi alojamiento se encuentra a apenas 5 minutos de distancia aunque al no encontrar demasiadas indicaciones no tengo más remedio que preguntar en la recepción de un hotel donde muy amablemente me indican y al cabo de unos minutos ya estoy entrando por la puerta. Me recibe Jolanta, la propietaria de esta casa donde dispone de dos habitaciones compartidas, y aunque no soy mucho de compartir habitación en mis viajes, el resultado de esta experiencia ha sido totalmente satisfactoria y el lugar donde me he sentido más cómodo de todo el viaje, y todo gracias a su hospitalidad.

Después de dejar mi equipaje y escuchar las recomendaciones de mi anfitriona, sobre las 15h de la tarde salgo a la calle para empezar a explorar la ciudad pero sin querer abarcar mucho, ya que tengo por delante más de dos días enteros disponibles para recorrer con calma la ciudad.

Para una primera aproximación y cogerle el pulso a la ciudad recomiendo hacer el trayecto desde la Puerta de la Aurora hasta la Plaza de la Catedral de Vilna, un bonito paseo de unos 2 kms. aproximadamente totalmente peatonales y salpicada a banda y banda de maravillosos edificios barrocos y sobretodo iglesias. Os recuerdo que su casco antiguo fue declarado en 1.994 Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y además es el mayor casco antiguo barroco de toda Europa.



Mi primera visita será a la Vilniaus Visu Sventuju Baznycia (Iglesia de Todos los Santos), ubicada en la calle Rûdninku, justo enfrente de mi alojamiento. Su interior la visitaré en otro momento porque ahora me la encuentro cerrada y no la puedo visitar.


A escasos dos minutos caminando llego a uno de los puntos más importantes de la ciudad, la Ausros Vartai (Puertas de la Aurora), una de las diez puertas defensivas construidas alrededor de los muros de la ciudad y uno de los iconos más sagrados de la ciudad, ya que aquí se encuentra la imagen de la Virgen Maria de la que dicen que tiene poderes sagrados y obra milagros (yo cada día pasaba por ella varias veces para llegar a mi alojamiento y no he notado nada diferente en mi, también es verdad que en mi caso se necesita más de un milagro para satisfacer todos mis deseos!!).





Visitar todas las iglesias y su impresionante arquitectura barroca que hay repartidas a lo largo de la ciudad es una misión harto imposible y además corremos el riesgo de acabar saturados, así que lo mejor es ir seleccionando aquellas que realmente queremos visitar y así hacer las visitas más amenas sin riesgo de padecer un mini "Síndrome de Stendhal" lituano. Es cierto que muchas veces uno tiene que frotarse los ojos o pellizcarse un brazo para darse cuenta que realmente uno se encuentra en Lituania y no en cualquier ciudad italiana como Roma o Florencia.

Sigo bajando por la Ausros Varty gatvè (gatvè significa calle en lituano), hasta llegar a uno de las iglesias más bonitas de la ciudad, la Vilniaus Sv. Teresés Baznycia (Iglesia de Santa Teresa), de estilo barroco temprano, construida al estilo romano con fachada de piedra sueca de color negra y blanca y su interior es de estilo rococo. La imagen de la capilla es una de las más veneradas de Vilnius y contiene la imagen de la Virgen tallada en plata. La visita a su interior es gratuita y totalmente recomendable.




Finalizada la visita sigo recorriendo la Ausros Varty gatvè y postponiendo algunas visitas para los próximos días, como el Monasterio Basilio y la Iglesia del Espíritu Santo, entre otras. Sigo caminando tranquilamente y llego a la que personalmente es mi edificación favorita de toda la ciudad, la Zv. Kazimiero Baznycia (Iglesia de San Casimiro), fácilmente reconocible por su fachada de color rosa y su interior barroco.






Sigo avanzando por la Didzioji g. hasta llegar a una gran plaza central, donde el edificio más importante es el Ayuntamiento de Vilna, y en él podremos encontrar una Oficina de Turismo en los bajos de la misma para hacernos con un mapa de la ciudad, si antes no lo hemos conseguido en nuestro alojamiento, como fue mi caso. Desde este punto parten cada día los tours de la empresa Vilnius with locals, una empresa de la cual había leído muy buenas recomendaciones antes de llegar a la ciudad con una serie de tours y excursiones muy interesantes, pero que no puedo valorar su calidad porque no hice ninguno, ya que prefiero visitar la ciudad por libre y a mi aire, pero debe ser recomendable para todas aquellas personas que prefieran viajar con un guia turístico autorizado.




Si seguimos por nuestra izquierda dejando a nuestra espalda el ayuntamiento llegaremos a la parte más interesante de la ciudad bajo mi punto de vista, pero dejaré esta visita para mañana visitarla más tranquilamente y ahora continuaré recto hasta llegar al centro neurálgico de la ciudad, la Cathedral Square (Plaza de la Catedral), donde se encuentra la Catedral de San Estanislao y San Ladislao, junto a la Torre del Campanario de 57 metros de altura. Así mismo, a un lado de la plaza se encuentra el Palacio del Gran Duque de Lituania y enfrente una estatua ecuestre del gran Duque Gediminas, fundador de la ciudad de Vilna, justo antes de coger el camino que nos llevará a la Colina del Castillo, que visitaré en otro momento, y de la Gedimino Prospektas, la avenida más señorial y comercial de la ciudad, llena de teatros, restaurantes y embajadas a través de más de 3 kms. de longitud.








Son pasadas las 18:30h de la tarde, el día se está poniendo muy gris y lleva rato chispeando, así que no me quiero alejar mucho de la zona turística de la ciudad y antes de que anochecezca doy media vuelta camino de mi alojamiento, y de paso buscar un lugar para poder cenar, ya que en estos países del Este de Europa es muy frecuente cenar sobre esta hora ya que más allá de las 20h de la tarde es muy díficil poder cenar en muchos sitios, así que subiendo la calle Pilies, una de las más turísticas de la ciudad y llena de pequeñas tiendas enfocadas al turismo, me decido probar por una cadena de restaurantes típicos del país, el Cili Pica, unos bonitos restaurantes donde no solamente encontraremos pizzas y pastas, sino que podemos encontrar cualquier tipo de comida occidental y local, con una relación de calidad-precio bastante interesante, y con unos platos bastante abundantes y deliciosos, de hecho durante los tres días que estuve en el país, no había día que no me pasara por alguno de sus locales a comer o cenar, o simplemente a tomar algo. Muy recomendables si os gusta cualquier tipo de comida y no queréis buscar mucho. Mi primera cena en este restaurante consistió en una especie de patata grande rellena de carne llamada Cepelinai (también pueden estar rellenas de verdura o queso) muy rica a modo de entrante, y de segundo una pizza grande acompañado de una coca cola, ya que con el frio que hace fuera hoy no me apetece cerveza, y el importe total de la cena ascendió a 9,40 €, y aunque no es obligatorio dejar propinas en el país (aunque son muy bienvenidas), lo redondeamos a 10 €.



Cuando termino de cenar son casi las 21h de la noche y ya ha oscurecido totalmente y está lloviendo, así que dejo las visitas aplazadas y me voy para mi alojamiento a descansar y así estar a tope para mañana, donde quiero visitar todo el día la ciudad y visitar lo máximo posible entre los dos días que voy a disponer todavía.

Cuando llego al alojamiento me encuentro a Jolanta y al resto de huéspedes que van a pasar la noche en el hostel, nos reunimos en la cocina que hace también la función de zona común y nos pasamos un rato socializando y charlando entre todos, y es que a pesar de no ser una persona que le guste mucho alojarse en hostels con habitaciones compartidas, reconozco que cuando viajo solo me encanta para poder entablar conversación y conocer a otras personas de cualquier país del mundo que se encuentran en mi misma situación.

Al final con la tontería me dan las 23:30h de la noche, estoy un poco cansado después del madrugón de esta mañana en Riga para venir a Lituania, y ya empieza a hacer mella todos los días de viaje que llevo a mi espalda con tantos madrugones, visitas y desplazamientos a través de 6 países diferentes.

DÍA 2.- VILNA

Hoy el día va a ser intenso en visitas, así que toca madrugar de nuevo y aprovechando que todos los demás están durmiendo, no tengo problemas de esperas con la ducha y el baño. A las 08:30h ya estoy saliendo por la puerta del hostel y hace bastante frio, así que mi primera parada será al Halès Turgus, más conocido por ser el Mercado Central, que se encuentra prácticamente a dos minutos caminando de mi alojamiento y a escasos metros de la Puerta de la Aurora. El mercado abre cada día de 7h de la mañana a 18h de la tarde, pero los lunes permanece cerrado por descanso semanal de sus trabajadores.

Solamente entrar por la puerta principal del mercado y a mano derecha se encuentra una cafeteria muy sencilla y muy recomendable para desayunar, tienen de todo y es demasiado barato. Aquí acuden todos los locales a desayunar y los trabajadores del mercado, el único inconveniente es que solamente disponen de dos mesas pequeñas y es muy díficil coger sitio, pero si no tienes problemas en desayunar de pie o de llevártelo y desayunar por la calle, el lugar es muy recomendable. Para que os hagáis una idea, un capucchino calentito y delicioso con mucha espuma y un par de pastas de bollería recién hecho, todo por 1,68 €... prácticamente lo mismo que me cuesta solamente el café con leche de cada día en Barcelona! El primer día no encontré sitio y me lo tuve que llevar, pero los otros días que acudí a desayunar allí fui un poco más temprano y no tuve problemas para compartir mesa con las señoras lituanas que estaban comprando en el mercado.



Después de desayunar tranquilamente me dispongo a visitar un poco el Mercado Central, los que me conocéis ya sabéis que me encanta visitar los diferentes mercados de todas las ciudades y países que visito y así cogerle el pulso a la ciudad y a su población local. El mercado es grandecito pero tampoco me sorprende mucho, el de Riga me gustó más, por ejemplo. Tienen la primera zona cubierta donde venden todo tipo de frutas y hortalizas, y después la nave contigua que está dedicada a la parte de carnes y pescados. Ya saliendo del mercado y por los callejones laterales y al descubierto también podemos encontrar otros tenderetes dedicado exclusivamente a la venta de ropa y juguetes.






Es hora de dejar el mercado y seguir con el planning marcado, así que vuelvo a atravesar de nuevo la Puerta de la Aurora y sigo avanzando a través de la Ausros Vartu gatvè pero esta vez no me paro a visitar ninguna iglesia barroca, así que sigo avanzando hasta llegar a la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento de Vilna para dar comienzo a una ruta a pie a través del antiguo guetto judío de la ciudad. ¿Pero qué es y dónde podemos encontrar el antiguo guetto judío de Vilnius? Para entender esta visita te tiene que gustar mucho la historia, y al igual que en otras ciudades visitadas, el ejército nazi instauró en septiembre de 1.941 dos guettos en la ciudad separadas por la calle Niemiecka, en el Guetto 1 incluyeron a los judíos que estaban capacitados para trabajar y que les servía de mano de obra barata para los nazis, y en el Guetto 2 iban exclusivamente los judíos "discapacitados" o todo aquel que no servía para los nazis, como ancianos, personas enfermas, etc... y estuvieron funcionando un par de años hasta que cerca de 40.000 personas fueron conducidas y exterminadas en la población boscosa de Ponary, a unos 25 kms.


Hoy en día podemos seguir los rastros del holocausto y de este terrible suceso a través de las calles de Vilna, siendo las más importantes Rudninku, Zydu, Stikliu, Gaono y Antokolskio gatve, todas muy próximas entre sí y de la zona universitaria de la ciudad.


















Os recomiendo que hagáis este pequeño recorrido ya que es bastante interesante y no os llevará mucho tiempo. Lo mejor es dejarse perder por sus estrechas calles llenas de historia y terror, y no tener miedo en acceder a través de sus patios. Por la tarde el ambiente del barrio cambia bastante, y todo gracias a las pequeñas y encantadoras cafeterías que podemos encontrar en la zona, pequeñas terrazas donde tomar algo o hacer un alto en el camino, pequeñas librerias llenas de historia,... una zona muy recomendable y bastante encantadora, pero no deja de sorprenderme y que sea una paradoja que la zona de la ciudad que más ha sufrido históricamente, hoy se haya convertido en la zona de moda y de ocio entre los jóvenes lituanos.

Una vez finalizada la visita, vuelvo de nuevo a una de sus arterias principales, la Didzioji gatve que separa la parte más turística y señorial de la ciudad con la zona judía, donde podemos encontrar la pequeña Iglesia Ortodoxa de San Nicolás, construida entre los S. XIV y XV, con elementos góticos y románicos. Así mismo se puede visitar el pequeño mercadillo que ponen cada día por la mañana delante mismo de la iglesia, con varios tenderetes de venta de souvenirs y bisutería.





Sigo recorriendo la ciudad a través de la Didzioji gatve hasta empalmar con la Pilies gatve, ésta ya empedrada y sin tráfico de vehículos que va a desembocar a la Cathedral Square (Plaza de la Catedral), que ya pude visitar ayer por la tarde muy por encima ya que fue una primera toma de contacto con la ciudad y el tiempo no acompañaba mucho. Hoy que hace un poco de sol y buenas temperaturas, el paisaje es muy diferente y las fotografías incluso salen mejores con mucha más luz.





Dejo las visitas a su interior para más tarde o por si acaso cambia el tiempo y se pone a llover, y cruzo al otro lado de la carretera para tomar la Gedimino Prospektas, más conocida como los "Campos Eliseos" de Vilna, ya que a través de un boulevard o avenida de más de 3 kms. de distancia podemos encontrar bonitos edificios señoriales, tiendas de lujo, embajadas y todo tipo de comercios.






Pero lo que realmente me ha traido hasta aquí y toda esta zona es la visita al Genocido Auku Muziejus, el famoso Museo de la KGB o más conocido como el Museo de las Víctimas del Genocidio, ubicado en una calle perpendicular a la Gediminio Prospekta, más concretamente en la Auku gatve y al lado de la Plaza de Lukiskés.

El horario de apertura es a partir de las 10h de la mañana y la entrada cuesta solamente 4 €, y a través de sus 19 salas podemos recorrer la historia de la ciudad a través de fotos, objetos y paneles interactivos, durante la invasión nazi y la posterior instalación de la Gestapo, y después de la época entre 1.944 y 1.991 que pasó a ser sede de la KGB, el servicio secreto soviético. Una visita muy recomendable y aunque tampoco disponen de mucho material o quizás le podían sacar más partido a sus instalaciones, es una visita muy interesante.























Las más de dos horas que estuve en el museo se me pasaron muy rápido y sales de allí un poco tocado por todo lo que ves, aunque nada comparado con otras visitas como por ejemplo Auschwitz en Polonia. Aprovechando que estoy en la Gedimino Prospektas y que ya va siendo hora de comer, decido volver al Cili que hay en esta zona, la misma cadena de restaurantes donde cené ayer por la tarde, y con una comida igual de exquisita. Esta vez un entrante, un plato de carne y una cerveza por unos 8€, excelente la calidad-precio.

Después de comer sigo visitando la zona y decido recorrerme todo lo que queda a lo largo de la Gedimino Prospektas, donde visito la maravillosa Biblioteca Nacional, el Parlamento de Lituania y casi al final de la avenida y cruzando el rio Neris podemos encontrar la Catedral Ortodoxa de Vilna.
















Os recuerdo que para visitar la Catedral Ortodoxa, y exactamente igual que las de Tallinn o Riga, hay que llevar los hombros cubiertos y pantalones largos, y las mujeres deberán ir con un pañuelo para tapar su pelo, mostrar respeto y abstenerse de hacer según qué fotografías, sobretodo en personas que se encuentran rezando en ese momento. Las visitas siempre son gratuitas aunque se recomienda dejar un donativo o comprar aunque sea una vela para pedir un deseo.

Finalizadas las visitas quedaba lo peor, volver a recorrer los 3 kms. de distancia hasta llegar de nuevo al principio de la avenida y de la Plaza de la Catedral, pero por si fuera poco y no fuera suficiente distancia, yo aparte voy a desviarme por algunas calles para visitar otras iglesias que tenía apuntadas, entre ellas la Iglesia de San Jacobo y que están un poco retiradas de la zona antigua.








Con la tontería son más de las 17h de la tarde y aunque el tiempo está aguantando, empieza a chispear y hace frio, así que voy dejando a un lado las visitas por hoy y voy enfilando poco a poco hacia la Plaza de la Catedral, aunque poco antes de llegar no puedo evitar hacer una parada en el edificio del Teatro Dramático Nacional Lituano, donde aparte de ver la inmensa oferta cultural que ofrece la ciudad (ya me gustaría tenerla en Barcelona) podemos observar su maravillosa fachada con su espectacular figura de las Tres Musas en la entrada.





Finalizadas las visitas en la zona nueva de la ciudad llego de nuevo a la Plaza de la Catedral, y aprovechando que se encuentra abierta a estas horas y están oficiando una misa, no dudo en entrar y permanecer un rato allí sentado para descansar un poco los pies, y aprovechar para visitar su interior donde alberga una de las joyas de la ciudad, la Capilla de San Casimiro, patrón de Lituania.




Una vez descansado y con el afán de aprovechar un poco más la tarde antes de que se ponga a llover, decido ir a visitar el Museo Nacional de Lituania donde destaca su imponente estatua enfrente de la puerta principal del Rey Mindaugas, con tan mala suerte que cuando llego ya están cerrando y me invitan a volver al día siguiente. El Museo Nacional abre sus puertas cada día de 10h de la mañana a 18h de la tarde. Finalmente me quedé sin visitarlo por falta de tiempo.




Como no contaba dejar de visitar el Museo Nacional hoy y todavía queda algo más de una hora de luz, y como soy un ansías que allí donde voy quiero visitarlo todo y exprimir las visitas, no se me ocurre otra cosa que decidir visitar la Colina del Castillo. Existen dos maneras de hacer la visita, o bien tomando un funicular detrás de la Plaza de la Catedral, o bien seguir el camino y subir a pie durante unos 20 minutos cuesta arriba. Mi primera opción era coger el funicular para ganar tiempo y porque estoy algo cansado, pero resulta que estos días no funciona el funicular porque están de obras de mantenimiento. Es increíble que estando en plena Semana Santa y con más afluencia de turistas se decidan a hacer las obras de mantenimiento en estas fechas. Así que no tengo más remedio que hacer la visita a pie, ascendiendo durante casi media hora hasta llegar a la Colina de las Tres Cruces dentro del Parque de Kalnu, que fueron destruidas en el año 1.950 por los soviéticos y restauradas por los habitantes de la ciudad en 1.989, donde no solo encontraremos el monumento pagano, sino que es un  simbolo y homenaje a los tres monjes crucificados en este lugar.

Aunque lo mejor de todo son sus vistas desde este punto que funciona como mirador, donde podremos divisar la ciudad entera de Vilna a nuestros pies, aunque mi visita tuvo que ser más rápida de lo normal porque en ese momento se levantó mucho viento y empezó a caer el gran diluvio universal y tuve que abortar la visita.













Como no quería ni me daba tiempo volver hacia abajo, busqué un cobijo donde resguardarme de la intensa lluvia que caia en ese momento mientras me fumaba un cigarro acompañado de otros viajeros en la misma situación, y en el momento que empezó a aflojar un poco la lluvia emprendí el camino de vuelta hacia la Plaza de la Catedral, así que cuando llegué abajo ya prácticamente no llovía apenas.

Son cerca de las 19h de la tarde y entre el cielo muy nublado y la poca luz que queda, decido que ya se han acabado definitivamente las visitas por hoy, y me voy caminando tranquilamente dirección a mi alojamiento, así que me vuelvo a liar la manta a la cabeza y de camino me desvio para visitar la zona universitaria y algunas iglesias que me voy encontrando por el camino, todas muy próximas a la zona del guetto judío donde ya estuve esta mañana de visita.









Una vez que estoy cerca de mi alojamiento y como empieza a llover de nuevo, decido pararme a tomarme una merecida cerveza y a picar algo para cenar, y sobre las 21:30h y ya de noche cerrada estoy entrando de nuevo a mi alojamiento 13 horas después de haber salido esta mañana, donde me encuentro al grupo de huéspedes reunidos de nuevo en la sala común junto a Jolanta, que no duda en preocuparse por mi después de no haberme visto en todo el día. Una ducha caliente para quitarme la sensación de frio que he tenido hoy, un ratito de charla con los compañeros y aprovechar un poco el wifi para ir contestando todos los mensajes recibidos, y antes de la medianoche ya estoy metido en la cama, feliz por todo lo que he podido conocer hoy pero demasiado cansado de tanto tute.

DÍA 3.- VILNA - TRAKAI - VILNA

Hoy toca de nuevo madrugar, es mi último día entero en la ciudad y quiero exprimirlo al máximo, así que a las 8h de la mañana ya estoy saliendo por la puerta del alojamiento mientras el resto sigue durmiendo. Mi primera parada, como no puede ser de otra forma, será para desayunar en el Halès Turgus, abierto ya a estas horas y donde la dependienta ya me ha reconocido de ayer y me dedica una de sus mejores sonrisas, cosa no muy habitual por estos lares, e incluso se anima a preguntarme de dónde soy con su precario y justito inglés, pero yo soy de los que piensan que cuando dos personas no hablan el mismo idioma pero tienen interés en hacerse entender, de una forma u otra lo acaban haciendo.



Después de desayunar (1,78 €) me despido de la panadera haciéndole entender que mañana volveré antes de irme hacia el aeropuerto, y sin tiempo que perder me dirijo hacia la estación de autobuses, ya que hoy me apetece hacer una excursión fuera de la ciudad. Estuve dudando en si visitar la cercana ciudad de Kaunas o bien visitar el famoso Castillo de Trakai, así que me apetecía mucho más naturaleza que no más asfalto, ya que llevaba visitadas 7 ciudades europeas en apenas 13 días y estaba un poco saturado, así que la elección no fue muy díficil.

Una vez en la estación de autobuses pregunté a una persona de por allí cuál era el bus hacia Trakai, así que me señalaron un minibus que estaba a punto de partir y allí me subí, apenas había gente y le pagué al conductor el ticket de solo ida (1,70 €) y en un trayecto de unos 40 minutos y 28 kms. después, llegamos a la pequeña estación de Trakai.



Para llegar al Castillo de Trakai desde la estación de autobuses puedes coger otro bus local que te deje cerca, o bien puedes hacerlo caminando tranquilamente, son unos 2,5 kms de distancia que se recorren en aproximadamente 30 minutos, puede parecer mucho y más con el frio que hace, pero si te gusta caminar y vas parando de vez en cuando para contemplar el paisaje, yo te recomiendo llegar dando un paseo. Se puede llegar caminando a través del pueblo o bien bordeando el lago, así que para no quedarme con la duda la ida la hice bordeando el lago y la vuelta a través del pueblo.





Después de pasear y llegar bordeando el lago, todo muy limpio y donde se respira mucha tranquilidad, por fin podemos ver el famoso Castillo de Trakai con su pequeño puente de madera a modo de pasarela por encima del agua que hace que la estampa sea idílica y de gran belleza, a pesar de que hoy el día está muy nublado. Ha sido todo un acierto venir hoy hasta aquí!! El Castillo data del siglo XIV y es el primer castillo de Europa del Este construido sobre un lago.



















El ticket para visitar el interior del Castillo de Trakai cuesta 6,50 € y pienso que no vale la pena bajo mi punto de vista gastarse ese dinero, ya que prácticamente no hay nada y de lo poco que hay se puede ver perfectamente cruzando la puerta del Castillo, ya que las taquillas se encuentran en el interior, y eso hace que todos los viajeros que nos acercamos hacia allí podamos hacer las fotos desde al lado de las taquillas sin necesidad de pagar ticket. Supongo que cuando se den cuenta que no les sale muy rentable tener las taquillas dentro, ya harán algo para vender los tickets antes de cruzar la puerta principal del Castillo de Trakai, porque sino no tiene mucha explicación favorecer la picaresca.

Después de rodear todo el Castillo y dar una vuelta por los senderos buscando la mejor perspectiva, doy por finalizada mi solitaria visita hasta el momento porque a partir de las 10:30h es cuando empiezan a llegar los grupos de turistas, así que si queréis verlo solos lo mejor es madrugar.






Justo a la otra orilla del Castillo hay un par de restaurantes y una hilera de tenderetes con puestos de ventas de souvenirs, así que me acerco a dar una vuelta y aquí encuentro una gran variedad de cosas para regalar y de los famosos imanes para la nevera, y todo más barato que en Vilnius, así que no me lo pienso más y acabo comprando cuatro tonterías (8€) y ya me lo quito de encima por si no encuentro nada interesante en la ciudad.

Decido finalizar mi visita con las últimas fotos hacia esta idílica postal que tengo enfrente y voy enfilando el camino de nuevo hacia la parada de autobuses, recorriendo el coqueto pueblo de Trakai tranquilamente.




Poco antes de llegar a la estación me cruzo con un compañero francés que también está alojado en mi hostel, charlamos un rato y le paso algunos consejos para la visita al Castillo que va a hacer en esos momentos, nos despedimos y cuando estoy llegando a la estación de autobuses empieza a diluviar con ganas, así que miro los horarios de los buses de vuelta a Vilnius y como todavía faltan 20 minutos para que salga el próximo, me meto en la cafetería de la estación a tomarme algo calentito mientras veo caer la lluvia, alegrándome por haber madrugado para venir hacia hasta aquí y haber podido visitar el Castillo de Trakai sin ningún contratiempo ni aglomeraciones de turistas.

Poco después llega de nuevo el minibus, ahora hay más gente que en la ida pero aún y así hay sitio sentado para todos, esta vez me cobran 1,80 € por el ticket pero al ser la diferencia tan rídicula no tengo ganas ni de discutir ni de pedir explicaciones, así que por 3,50 € en total he podido hacer la excursión al Castillo de Trakai cuando en Vilna las agencias las están ofreciendo por 30 €, así que no seáis muy comodones y hacerlo en transporte público si queréis ahorrar algo de dinero.



Antes de las 13h ya estoy de vuelta en la ciudad de Vilna, así que me he propuesto acabar de visitar Vilnius y todo lo que no he podido hacer hasta ahora, y cuando finalice ya comeré en condiciones para no perder mucho tiempo. Atravieso de nuevo la Puerta de la Aurora y empiezo a visitar las iglesias barrocas de las que prescindí ayer, entre ellas la Iglesia del Espíritu Santo.









Sigo recorriendo la Didzioji gatve dirección a la Plaza de la Catedral y poco antes me desvio para visitar una de las calles más bonitas y originales de Vilnius, Literâtu gatve (calle de la Literatura), llena de libros, marcos de fotos y pequeñas obras de arte colgadas en la pared. Hay expuestas unas 160 obras y parece un museo al aire libre, me pareció una idea super original y al mismo tiempo no pude evitar pensar que esas obras de arte en cualquier ciudad española no durarían ni dos minutos expuestas al aire libre sin que no fueran sometidas a cualquier acto vandálico.






Una visita muy curiosa y muy recomendable a solamente un minuto del centro de la ciudad, así que seguro que pasáis en cualquier momento durante vuestra visita a la ciudad. Siguiendo por la Rusu gatvè y empalmando por la Maironio gatvè llegamos a la que posiblemente sea la iglesia más bonita de toda Lituania, la Iglesia de Santa Ana y al lado la Iglesia de San Bernardino, con su bonita fachada y sus torres laterales de gótico tardío. En ese momento permanecía cerrada, pero después tuve oportunidad de volver y encontrármela abierta.















Una visita muy interesante y que por la tarde tendría la oportunidad de volver a visitarla, pero ahora sin tiempo que perder bordeo el cauce del rio Vilnelé y en menos de cinco minutos me planto en otro país, es decir, en Uzupis, o mejor dicho... "La República Independiente de Uzupis", un barrio de artistas bohemios lituanos que se declararon "independientes" en 1.997, donde tienen su propia bandera, status propio, una curiosa y rídicula "constitución" y hasta el día festivo para conmemorar el Día de la Independencia... la verdad es que me resultó un poco absurdo, pero curioso de visitar.



Una vez se llega a la entrada del país de Uzupis (aquí nadie vigila en la "frontera" ni te piden la documentación, jeje), nos recibe una de las tantas señales rídiculas, la mayoria de casas están dejadas o semi derruidas y en un pésimo estado de conservación, no se ve mucho movimiento por aquí y de los pocos con los que te cruzas parece que te vayan a pedir la cartera en cualquier momento... lo único que se salva es que hay bonitos locales para comer, algunas galerías de arte, cafeterías cuquis para tomar algo y unas bonitas vistas de Vilna desde la colina. Aún y así es curioso de visitar y si os sobra tiempo os recomiendo hacerlo ya que se encuentra a apenas 5 minutos caminando del centro de la ciudad, por lo que no tendréis que coger ningún transporte especial y aparte de visitar la Paupio gatvè que es donde se encuentra colgada en la pared de la calle la constitución del país en varios idiomas, poco más hay que hacer.











Por cierto, la "Constitución de la República de Uzupis" consta de 41 artículos, una vez que los lees posiblemente estés de acuerdo en la mayoría de ellos aunque parezcan una utopía o poco creíbles, pero lo primero que se te viene a la cabeza es que la persona que la redactó o iba muy fumado ese día o es que vive en un mundo imaginario y paralelo al actual, sino juzgad vosotros mismos.


Como podéis ver, todo suena muy bonito y con música celestial, no sé si los "habitantes" de este país la cumplen a rajatabla o no porque apenas me crucé con nadie, así que os recuerdo que a lo largo de la Paupio gatvè tenéis las placas colgadas en todos los idiomas diferentes con todos los artículos de la constitución.




Después de esta curiosa visita toca despedirse de este "país" y seguir con la ruta propuesta por Vilna, así que aprovechando que estoy cerca del restaurante Cili en el que fui a cenar el primer día, aprovecho para descansar un rato y comer antes de que sea más tarde. En cuanto me ve el mismo camarero del otro día entrar por la puerta me saluda y me acompaña a mi mesa, ya que es de los únicos que chapurrea un poco el inglés, así que me dejo recomendar por él y me pido una especie de falafel muy rico acompañado de patatas fritas y pido coca cola de refill, que puedes llenar tantas veces como quieras y que me va genial porque con todas las visitas y pateo del día ni siquiera he bebido nada desde la hora del desayuno. Por cierto, la comida muy rica una vez más y el precio fue de 5,68 € en total.



Después de comer vuelvo de nuevo a la Iglesia de Santa Ana, ahora si que la encuentro abierta pero están oficiando una misa, así que me quedo un rato dentro observando todo y absteniendome de hacer fotos por respeto, y después de un rato me voy a visitar otra iglesia que está muy cerca y justo en la entrada de Uzupis, la iglesia rusa de Santa Madre de Dios, fácilmente reconocible por su fachada blanca.



Me voy a ir despidiendo de los lugares que voy visitando porque ya no voy a volver a repetir visitas porque mañana por la mañana ya me vuelvo para casa, así que aprovechando la cercanía me dirijo de nuevo a la Plaza de la Catedral, donde disfruto por última vez de su ambiente y hago algunas fotos, vuelvo a visitar de nuevo su catedral y doy una vuelta por los alrededores de la Gedimino Prospekta hasta el límite con la zona nueva o financiera, llena de rascacielos y zona residenciales.











Doy por finalizada la visita a la zona más alejada de la ciudad, el cielo se está poniendo negro y en cualquier momento puede empezar a diluviar como ayer, así que tranquilamente voy enfilando por la Didzioji gatvè de camino a mi alojamiento, donde voy paseando tranquilamente y sin rumbo fijo mirando escaparates y metiéndome por callejuelas del guetto judío y de la zona universitaria que visité ayer y que tanto me gustaron mientras me voy despidiendo de la ciudad.















Antes de llegar a mi alojamiento decido ir a visitar la Sinagoga Coral que me pilla a dos minutos y que todavía no había tenido tiempo de visitar, el edificio en sí es muy sencillo pero tiene la particularidad que ha sido la única sinagoga que ha sobrevivido a la II Guerra Mundial y al Holocausto, y tenía entendido que aunque estuviera cerrada se puede llamar al timbre y normalmente un rabino te abre la puerta y te invita a pasar y te hace un pequeño recorrido por cada una de las estancias de la sinagoga, pero ese día nadie me abrió la puerta, quizás porque estaba empezando a llover o porque era domingo y previo al Lunes de Pascua, pero no pude visitar su interior, una lástima porque me hacia especialmente ilusión visitarla.


Así que finalmente me fui de nuevo a probar suerte y visitar la Iglesia de Todos los Santos que se encuentra justo enfrente de mi alojamiento y que el día de mi llegada no pude visitar porque me la encontré cerrada, así que esta vez he tenido más suerte y he podido hacer una visita rápida a su interior porque en menos de 15 minutos iban a cerrar. La particularidad de esta bonita iglesia barroca es que podemos encontrar un cuadro pintado con la imagen del cardenal español José Maria Escrivá y que en el año 2.008 fue bendecida en una misa por el arzobispo de Vilna.




Son las 19h de la tarde y voy a dar por concluidas mis visitas a la ciudad de Vilna almenos hasta la hora de cenar, pero mi sorpresa ha sido salir de la iglesia y ver como en un momento ha empezado a diluviar de nuevo con ganas como la tarde anterior, así que por suerte no me voy a mojar mucho porque tengo mi alojamiento justo enfrente. Cuando llego me encuentro a Jolanta y al resto de huéspedes en el comedor, algunos de éstos días ya no están y han llegado otros de nuevo, así que saludo a todo el mundo y me uno con ellos mientras hacemos una tertúlia como en días anteriores.

Pasa el tiempo y no tiene pinta de dejar de llover así que mis opciones de salir a cenar se van desvaneciendo por momentos, así que viendo como transcurre la tarde, nuestra gran anfitriona Jolanta tiene la genial idea de decirnos que si no vamos a salir que ella nos puede preparar un plato típico lituano y cenar todos juntos allí. A todos nos parece una idea genial, así que un par de personas y yo nos ofrecemos a salir a un supermercado que se encuentra al lado del Mercado Central para ir a comprar algunas botellas de vino y cerveza, y algo de picar mientras Jolanta prepara la cena con la ayuda de algunas de las chicas alojadas en el hostel.







Cuando llegamos vemos que Jolanta ha preparado un Saltibarscîai, es una sopa de remolacha de color rosa y que se sirve fría (pensaba que haría una sopa caliente para combatir las bajas temperaturas del día), es un plato muy típico de Lituania a base de yogurt natural sin azúcar, remolacha, pepino, leche, huevos duros, cebolleta y hierbabuena. Me traje la receta apuntada por si un día la quería hacer en casa, pero la verdad es que aunque no soy mucho de sopa, el plato tampoco me entusiasmó mucho, aunque la intención de Jolanta para que estuvieramos todos muy agusto, el picoteo posterior, el alcohol y la buena compañía hizo que pasarámos todos una velada muy cómoda hablando de viajes y costumbres en nuestros países, y es que lo bueno de viajar y alojarse en un hostel con personas de diferentes nacionalidades y costumbres es que te hace abrir la mente y derribar fronteras, al fin y al cabo todos somos personas por muy diferentes que seamos entre nosotros.

Con la tontería nos dieron más de la 01h de la mañana y yo me retiré a mi habitación, tenía que preparar y recoger todo mi equipaje porque mañana por la mañana dejaré el hostel pronto para ir hacia el aeropuerto de vuelta a casa, así que me despedí con un abrazo de Jolanta y me fui a descansar, nunca me había sentido tan a gusto en un hostel por Europa desde mi experiencia con Linda en Dundee, Escocia.

DÍA 4.- VILNA - BARCELONA

Último madrugón del viaje desde que 15 días atrás empezara mi viaje por Turín, hoy es mi último día y poco lo voy a poder aprovechar. Solamente he dormido 5 horas pero me voy muy satisfecho de todo lo que he visto y de todo lo que he vivido. A las 08h de la mañana ya estoy duchado y con mi equipaje saliendo por la puerta del hostel mientras todo el mundo duerme, le dejo una nota a Jolanta agradeciéndole su hospitalidad y su amabilidad conmigo durante estos tres días, y me voy de nuevo al Mercado Central a desayunar, donde mi otra "amiga" me recibe amablemente aunque sorprendida al verme con mi equipaje.

Le pido lo de siempre y le intento explicar que hoy ya me vuelvo para casa, así que después de desayunar (1,58 €) voy a despedirme de ella y me entrega una pequeña bolsita de papel con algo dentro, lo abro y me ha preparado cuatro croisancitos pequeñitos y recién hechos y me dice que es para el viaje... yo me quedo de piedra y no sé como reaccionar, ya no por el valor económico que quizás serían 20 céntimos de €uro, sino por el detalle que ha tenido con un desconocido que solamente ha ido a desayunar tres días allí y que quizás ya no vuelva nunca más... por detalles y momentos como éstos vale la pena viajar y conocer mundo, y lo más sorprendente es que he tenido mucha suerte en mi vida viajera porque no es la primera vez que me pasan cosas como éstas y que ya he podido vivir experiencias similares en otros viajes como Vietnam, Laos, Guatemala y sobretodo, Irán! Nunca tendré suficientes palabras de agradecimiento a todas esas personas anónimas que se han cruzado en mi camino y que han cuidado de mi desinteresadamente hasta el punto de hacerme llorar de emoción, y es que como decia el gran Enrique Bunbury y sus Héroes del Silencio en su canción "Flor de Loto"... "Nunca a un ser extraño le llamé mi familia!".

Como mi vuelo no sale hacia Barcelona hasta las 11:40h y el aeropuerto se encuentra cerca, aprovecho para dar una última vuelta por el Mercado Central, que sigue tan animado como cada día y aprovecho para pararme en el supermercado de ayer por la tarde para comprar tabaco, ya que es mucho más barato que en España.









Ahora si que con mucha pena voy a despedirme de la ciudad y me dirijo a la estación de autobuses de Vilna, ubicada a apenas 3 minutos caminando del Mercado Central, donde ya me he informado previamente de los horarios de los shuttles o minibuses de la empresa Toks, donde tienen una frecuencia de paso de cada 30 minutos aproximadamente y el ticket cuesta solamente 1 € por persona (con equipaje incluido), así que como podéis ver es la mejor manera de ir hacia el aeropuerto si estáis por la zona y de la forma más económica posible. Os dejo los horarios de los buses para ir desde/hacia el aeropuerto y la estación:



Como podéis observar en la foto, no tiene pérdida ninguna ni el tipo de transporte que te lleva hacia el aeropuerto ni las señalizaciones respecto a los andenes desde donde parten los minibuses. El trayecto suele durar unos 15 minutos, dependiendo del tráfico del momento y te deja delante de la puerta de la terminal (solamente dispone de una terminal el aeropuerto de Vilna, en la planta baja corresponde a la de llegadas y en la planta de arriba está la terminal de salidas que se comunican mediante ascensores o escaleras).

Yo a las 10h de la mañana ya estaba sentado delante de mi puerta de embarque después de pasar el control de seguridad mientras me comía mis croisants que me habían regalado y aprovechaba el wifi gratuito e ilimitado que ofrece el aeropuerto, y puntualmente el vuelo de Ryanair salió a su hora y sin ningún imprevisto, llegando unas 3 horas después al aeropuerto de Barcelona, dando por finalizado mi viaje de Semana Santa que me ha llevado por una ruta un tanto extraña y que no es muy común por varias ciudades italianas como han sido Turín y Milán, la capital danesa Copenhague, la capital finesa Helsinki y la ruta por los Países Bálticos y sus ciudades principales, Tallinn, Riga y Vilna. No es un viaje que se suela hacer de una tacada pero yo hacia tiempo que lo tenía en mi lista y que finalmente los he podido tachar, está claro que no han sido los mejores destinos de mi vida pero tampoco me arrepiento de haberlos conocido porque aunque la mayoría son muy turísticos, algunos me han sorprendido muy gratamente, como es el caso de la capital lituana, un destino nada masificado y que recomiendo visitar como punto de entrada o salida en vuestra ruta por los Bálticos.

Hasta siempre Lituania!


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